Este día lo iniciamos bastante temprano, se debía recuperar el tiempo perdido. Las lluvias esporádicas fueron nuestra compañía a pesar del fuerte calor que impera en Portuguesa por estos días. Después de dos horas de recorrido en unas vías que a veces están sin asfaltar, entramos a Pueblo Viejo o Turen Viejo, entidad cuya fundación se remonta a más de 300 años pero que hoy en día solo conserva de vestigio unas casas semidestruidas por el abandono y el paso del tiempo y las que aún se encuentran habitadas conforman un caserio de proporciones muy inferiores a las que en realidad engloban el sector.
Las calles del caserio están muy deterioradas y el mantenimiento que se les hace es bastante precario; para mala fortuna nuestra, gran parte de Turen Viejo se encontraba anegado por las lluvias y la total ausencia de alcantarillado.
El caserío en sí carece de organización, sus casas se construyeron arbitrariamente y sin ninguna planificación, como les dije en apartados anteriores, las misiones religiosas que permitieron la fundación de pueblos en Portuguesa sólo buscaba habitar la mayor cantidad de tierras usando a los nativos o incluso, trayendo gente desde las costas venezolanas.
Si debo evidenciar algo es que, a pesar de la modestia de las casas, la mayoría de las familias cuentan con parcelas destinadas al agro y que, también a la total ausencia de un mercado, los turenenses han encontrado como mercados propios para el comercio a sitios relativamente cercanos como Villa Bruzual, Píritu y Merecure.
La vía hasta la capital del municipio está repleta de arrozales y cultivos de sorgo; la verdad, no sé de dónde provienen los sistemas de riego de estas zonas, hace mucho rato que no veo un río y según parece, todos se surten del río Portuguesa, el problema es que hasta ahora no lo hemos encontrado.
Aquí la ganadería es buena, pero se explota con mayor énfasis la agricultura, y es algo notable, pues sería injusto utilizar tierras como estas para la cría de cualquier tipo de ganado y además, en sitios como Turen, es riesgoso diversificar ya que Venezuela depende de estos municipios que a menudo los citadonos menospreciamos.
Hasta aquí les puedo decir que hace falta trabajar más para lograr dar las condiciones mínimas necesarias para que se mantengan los habitantes de estas tierras, el estado venezolano no puede darse el lujo de dejar a la deriva a los turenenses o los pobladores de La Misión cuando estamos en austeridad alimentaria.
Es en sitios como este donde nos damos cuenta que la importación de rubros de sitios como Argentina o Brasil, sí perjudican la producción nacional, porque la gente se termina cansando de producir y producir y no ver frutos de su trabajo.
Detalle de un día normal en Turen Viejo
Desastres ocasionados por las lluvias
Medio pueblo bajo las aguas y nadie es responsable
La vialidad es mala en el pueblo, pero sus vías de acceso son de primera
Caserio de La Aduana y un pequeño sembradío de sorgo
Escena cotidiana de fumigación de los cultivos de arroz en La Aduana