En la ocasión que estuve en Barquisimeto la experiencia no fue muy buena y por eso no me hacía grandes expectativas, es por ello que debo reconocer que esa experiencia fue algo del pasado y que como tal, a él pertenece.
La entrada al estado Lara desde Chabasquén se hace por carreteras rurales y lo primero que nos encontramos fue el pueblito de Guaitó. Este villorrío es modestísimo y, al igual que Chabasquén, tiene muchas casas que han sido abandonadas o que han pasado a tener otra función muy distinta a la que tuvieron antaño. Las tierras de Guaitó son de las más productivas del estado, sin embargo, estas riquezas se explotan en pequeña escala, casi para un consumo local; los rubros más destacables son el café y la caña de azúcar, el primero es por distancia el más predominante.
Desde allí seguimos en un ascenso hasta las cumbres del cerro Carachero, siempre por carreteras destapadas y para resaltar, eso no lo puedo dejar pasar por alto, los panoramas que se tienen de las montañas larenses y muy a lo lejos, las llanuras de Portuguesa. El descenso por esta vía única nos conduce a la aldea de Jabón, la cual es muy típica y tiene un parecido al de cualquier pueblo cafetalero de Los Andes, con la singularidad que aquí no se producen artesanías en barro o cestería, sino instrumentos musicales. Aunque suene cómico, el pueblo realmente se llama así, por eso nos tomamos la molestia de preguntar el por qué a tan singular epónimo y la respuesta fue que sus calles son muy resbalosas cuando llueve. En este pueblo solo nos detuvimos a desayunar y a pesar que fue muy breve el tiempo de nuestra estancia, lo que vimos fue muy llamativo.
Cerca del mediodía finalmente llegamos a nuestro destino, La Palmera, todavía más bonito que Jabón. Allí sus casas cuentan con un estilo arquitectónico que data de las fechas de la Independencia.
La Palmera no es un pueblo nuevo, tiene 400 años, de los cuales 200 han sido vistos por la iglesia de San Antonio de Padua, a la que por más que intentamos ingresar, siempre estuvo cerrada.
Este pueblo cuenta con todos los servicios y las posadas están bien equipadas, además de contar con muy buena atención a los turistas, que de paso decir, son pocos.
No porque no sea muy visitada La Palmera es un destino que no deba ser tomado en cuenta, al contrario, vale la pena venir, se los digo yo que estoy cumpliendo con labores destinadas meramente al agro y terminé tan impactado por su ambiente que la incluí entre mis favoritas para regresar en alguna ocasión.
Pero no todo queda en el pueblo y en las impresionantes vistas del cerro Carachero, a tan solo dos kilómetros de La Palmera existe un parque recreativo llamado Cascada Arzobispo, el cual es un tobogán natural rodeado por el verde de la naturaleza, con casi nada de intervención humana, eso sí, con muy buenos accesos, muy bien conservado y muy ecológico.
La Palmera, para mi, es uno de esos sitios donde uno desea estar siempre y asevero que solo se puede admirar, si se le visita.
Carretera hacia Guaitó
Depósito de café, antigua prefectura de Guaitó
Ascenso hacia el cerro Carachero
Vistas desde El Carachero
Nidos de loros en El Carachero
Geografía larense en todo su esplendor, en lo más lejano, Portuguesa
Lara desde El Carachero
Siembra de tomate en la vía hacia Jabón
Veredas rurales cerca de Jabón
Iglesia de Jabón
Detalles del pueblo, nótese lo lisas de las baldosas, imagínense cuando llueve
Carretera hacia Arenales
Escena cotidiana en las inmediaciones de Arenales
A pocos kilómetros de La Palmera, esta es la imagen que nos recibe del pueblo
Entrada a La Palmera
Detalles de La Palmera
Prefectura y sede de la policía de La Palmera
Plaza Vieja
El salvador del día, Cantv
Vista posterior de la iglesia San Antonio de Padua
Iglesia San Antonio de Padua
Amanecer en Jabón
Parque recreacional Arzobispo
Detalle de Cascada Arzobispo a mediodía