viernes, 15 de octubre de 2010

Quebrada de La Virgen, Portuguesa

Parece que la vida misma se encarga de encausarnos en el que camino que debemos recorrer, ese fue mi convencimiento del día de hoy.
Los últimos días estaba convencido que eran ya las últimas jornadas de trabajo fuera de mi San Cristóbal natal para radicarme finalmente en ella ante el inminente inicio de las actividades universitarias y ver si de una vez por todas retomaba mis estudios y finalmente, en un lapso de tiempo no mayor a los dos años, culminaba mi carrera; justo en estas cavilaciones recibí la llamada de una amiga de la UNET, quien me informó que el reinicio de clases estaba suspendido hasta nuevo aviso por falta de presupuesto en la universidad. 
Dudé de ella, no lo niego, y por eso consulté en la página de la universidad y me doy cuenta que las cosas no pintan nada bien. 
De todo esto solo puedo reflexionar y aceptar conforme lo que se me antepone en mi camino, primero, pues inconforme con la institución que me forja como profesional porque hartos estamos todos los estudiantes de la tomadera de pelo por parte de ministros y autoridades gremiales y académicas de todas las universidades venezolanas, ya esto es una falta de respeto hacia nosotros y sin dudas que lo más indignante de la situación, es que la UNET, la universidad que realmente me importa, se queja de que las rutas no funcionan, que el comedor no funciona, que los profesores no reciben dinero, que no tenemos seguro universitario para atención en caso de emergencias, que no hay servicio odontológico, mejor dicho, que no hay nada. Pero a todo esto me pregunto, ¿de qué sirve la autonomía universitaria si no aplicamos políticas de autogestión? Hago ese cuestionamiento porque si la universidad dicta la especialidad de Ingeniería Mecánica, por qué los futuros ingenieros no reparan las rutas, por qué los futuros ingenieros agrónomos no mantienen abastecido el comedor universitario, por qué no hacemos control y mantenimiento de los equipos los estudiantes de electrónica y nosotros, los de informática. Si ahorráramos ese dinero, de repente saldríamos de deudas y en algún momento podríamos considerar la ampliación de la infraestructura.
Por otro lado, pues también quería seguir con mis deberes laborales porque de uno u otro modo, ha sido satisfactorio y me ha ido bien. He conocido lugares que no pensaba conocer por muchos clichés, también he conocido sitios de los que no tenía la menor referencia y lo mejor, he conocido mucha gente bonita, emprendedores, personas especiales que abren las puertas de sus hogares para que conozcamos todo de ellos así estén sin nada para comer. Es esa conexión hacia la gente la que lo hace sentir a uno, en medio de estas inmensidades, tan orgulloso de ser venezolano, una identidad que por nada ni nadie cambiaría.
Y en medio de estas cavilaciones, llegamos a estas tierras, bellísimas desde el punto de vista que se tome, retornando al sur del estado Portuguesa, nos encontramos nuevamente con los llanos, con la especialidad que estas planicies ya no están cubiertas de pastos y forraje para el ganado, tampoco de maíz, son inmensidades cubiertas de girasoles en todas las direcciones. Así es la carretera desde el caserío San José hasta Quebrada de La Virgen, y de este último pueblo, que decir, modesto y sin igual.
Quebrada de La Virgen es uno de esos lugares que no aparecen en el mapa y al que se llega por dos motivos, por que naces ahí y sabes como llegar, o porque te perdiste en la carretera. Pero por cualquiera de ellos, tiene el encanto de capturar toda la atención por la enorme devoción que le tienen a la Virgen de Coromoto.
Según la historia y las leyendas, fue en estas tierras que la patrona de todos los venezolanos hizo su aparición, más tarde, con el tiempo, se construyó la iglesia de Guanare, pero fue aquí donde nació la historia de la Virgen.
El pueblo es sencillísimo, no es grande y es bastante cálido y húmedo; el verde montano es el principal referente de la población ya que la misma se encuentra rodeada de bosques de galería. Depende totalmente de la agricultura y a su vez, es dormitorio de los trabajadores de las empresas guanareñas. Este es el pueblo antesala a Guanare, ciudad a la que llegamos hoy. Aquí les dejo algunas de las imágenes captadas.
 Río Guanare
 Campos de girasoles cerca de San José de Guanare
 Redoma de La Virgen
 Altar en honor a la patrona de los venezolanos, la Virgen de Coromoto
 Detalle del altar
 Capilla de la población, frente a ésta hay un restaurante que sirve una comida deliciosa
Redoma de Quebrada de La Virgen al caer la tarde