Hoy nos tomamos el día libre, había sido una decisión que desde ayer habíamos considerado porque desde el pasado 27 de septiembre no nos habíamos tomado un descanso.
Como teníamos que llegar a Biscucuy, aprovechamos la oportunidad para conocer el embalse La Coromoto; este embalse constituye el límite de los estados Barinas, Portuguesa y Trujillo y a su vez, es el principal distribuidor de energía eléctrica a los estados anteriormente citados.
El embalse es una belleza como tal, lo tiene todo para el disfrute y en el se pueden observar las edificaciones de los descendientes de los indígenas de esta región.
Se dice que este sitio posee más agua que el complejo hidroeléctrico de El Guri, la verdad, a mi me quedan muchas dudas; sin embargo, lo sin igual de esta zona es la gran variedad de vegetación que se observa en sus alrededores.
Algo que realmente llama la atención es la cantidad de orquídeas que crecen en ambiente natural; para mi, fue la primera vez que vi esta flor, símbolo nacional, creciendo en su propio entorno.
El embalse es también refugio de vida animal, según nos comentaron los pobladores de la zona, este sitio es hogar del oso frontino y del cunaguaro, mamíferos que han pagado las consecuencias de la invasión del hábitat por parte de nosotros y también por el descontrol que hay en el momento de explotar las reservas madereras del parque natural.
El sitio es de los mejores para pescar y lo mejor de todo es que se hace a la vieja usanza, sin redes de arrastre ni shocks eléctricos, y la variedad de peces es muy importante. Aquí solo falta tener buen apetito porque lo que se pesca se consume de inmediato, el detalle es que los coporos, pavones, caribes y bagres que se extraen de estas aguas, son peces de tamaño considerable.
Al final del día, recomiendo de corazón tomarse un tiempo para observar la inmensidad de las aguas y ver la llegada de la noche. Es un espectáculo sin igual, la desbandada de aves y sus ensordecedores ruidos y luego, la quietud total, silencio solo interrumpido por el chirriar de los grillos y alguna canción venezolana retumbando desde la distancia.
A estas horas hemos llegado a Biscucuy para iniciar mañana otro día de trabajo. Estamos bastante cansados y tostados por el sol, pero se pasó un rato agradable y memorable. Aquí les dejo algunas imágenes del lugar; serían más y mejores, pero considero que cada quien debe aprovechar la oportunidad de conocer un sitio tan especial en la geografía venezolana y a su vez, tan olvidado y pasado por alto por la mayoría de nosotros.