Uno de los pocos rincones naturales que tiene el estado Lara lo constituye precisamente este parque nacional.
Realmente, yo esperaba que Lara fuera algo más parecido a la costa oriental del lago de Maracaibo y resulta que guarda en su interior un rincón desconocido por muchos y que se encuentra justo en los límites con el estado Trujillo.
Uno de los aspectos que más me llamó la atención es que viniendo desde Humocaro Alto, antes de llegar a cualquier centro urbano que pueda catalogarse como tal, se encuentra la Cascada El Vino, la cual está resguardada y conservada por Inparques.
La Cascada El Vino se denomina así por el color rojizo de sus aguas debido a la peña desde la que descienden sus aguas.
Permanacer aquí está prohibido, aunque anteriormente no era así, porque algunos vándalos se han dado a la tarea de escribir grafitis en las paredes de la cascada; sin embargo, es posible acampar en los predios del parque. Eso sí, la mayor parte de los sitios propicios para esto se encuentran casi siempre llenos porque ahora las universidades se han dado a la tarea de practicar el ecoturismo y claro, eso es bueno cuando se hace ordenadamente y bajo su correcta supervisión, además que trae ingresos a los pocos pobladores de la zona.
También supe que había un conjunto de cuevas denominadas El Zumbador. Lástima que no tuvimos la oportunidad de conocerlas, aunque nos dicen que estas son más visitadas aún ya que están bastante cerca de Humocaro Alto.
Hoy llegamos al pueblo de Barbacoas, mañana ya empieza otra jornada de trabajo. Ya disfrutamos y conocimos, ahora nos queda reintegrarnos a lo productivo. Aquí les dejo algunas de las tomas, no las explico porque palabras sobran...