La última vez que estuve en Táriba fue no hace más de dos meses, cuando por cosas de la vida tuve que suspender mi trabajo y venir a resolver alguna diatriba personal; sin embargo, fue hasta hoy que me percaté que la ciudad tiene lugares emblemáticos más allá de la consabida iglesia de La Consolación; por citar algunos, las plazas Bolívar y Sucre.
El ritmo de crecimiento demográfico de esta ciudad lo determina San Cristóbal, es así como hoy es posible apreciar que estas dos ciudades se han unido prácticamente en una sola, separadas apenas por las avenidas Antonio José de Sucre por el sector de Barrancas y por la autopista San Cristóbal - La Fría en el sector Las Lomas; pero el crecimiento poblacional de Táriba no ha sido algo organizado. Se adolece de muchas soluciones habitacionales y la mayoría de los terrenos urbanos son inutilizables para la construcción.
Si se toma en cuenta la economía de la ciudad, Táriba destaca por la casi total ausencia de de fuentes de empleo; el grueso de la población labora en la capital del estado y las escasas empresas privadas son de administración familiar. Muy por detrás está el turismo religioso y los emblemáticos negocios de gastronomía.
También es notable el congestionamiento vehicular debido al poco espacio para la circulación de los carros y lo que es peor, la imposibilidad de ampliar las vías debido a la presencia de viviendas consolidadas de hace muchos años. Son pocos los barrios que han surgido en Táriba; sin embargo, el número de ranchos que han aparecido en los últimos años ya hacen imposible una división territorial precisa de cada uno de estos sectores.
La identidad de los taribenses es caracterizada por el fervor religioso a la Virgen de Táriba, conocida mejor como la Virgen de la Consolación. Las fiestas patronales en la ciudad se celebran en el mes de agosto; es esta época en la que la Basílica de Táriba recibe a cientos de miles de peregrinos de todos los lugares de América Latina a cumplir sus promesas ante la patrona del Táchira. Los alrededores de dicha iglesia son una suerte de mercadillo donde se consiguen infinidad de objetos religiosos, desde las obligadas velas hasta crucifijos, cadenas, estatuas, candelabros y demás, todos alegóricos a la tradición católica.
La basílica es de construcción sencilla pero su interior es sobrecogedor, sus puertas permanecen abiertas durante casi todo el día y parte de la noche debido al número de fieles que a diario visitan a la Virgen; tanto así, que es casi imposible tomar una imagen limpia (sin gente) de la patrona del Táchira.
Frente a la basílica está ubicada la plaza Bolívar; este sitio fue la base del asentamiento español en los años de la conquista y fundación de esta ciudad. Se caracteriza esta plaza por la estética de sus jardines, por la fuente de agua que ocasionalmente funciona y como dejar pasar las conocidas verbenas y serenatas que se hacen a la virgen. Si se detallan los alrededores de dicha plaza, fácilmente notamos que la gran mayoría de viviendas son centenarias; en una de ellas, la que se ubica más al sureste de la ciudad, antiguamente fue un hotel de relevancia en la localidad, hoy solo es una vivienda carente de mantenimiento.
Los lunes Táriba también es muy visitada, ello con motivo a la apertura del mercado mayorista de la ciudad, tradición que perdura en el Táchira incluso hace unos meses, cuando se restringió el paso por el puente peatonal de Las Margaritas. Aquí se expenden mercancias al mayor y al detal a precios inigualables en el Táchira.
También en este sector se encuentra la alcaldía de Cárdenas, institución que a mi modo de ver, poco colabora con el orden público en este sector; lo digo porque son normales las reuniones de sectores pro Chávez que ingieren alcohol y alteran la paz y el orden de este lugar.
Táriba es sede de instituciones educativas de prestigio, ya sean los Colegios Nazareth o San José los más emblemáticos, la mayor parte de escuelas y liceos brindan futuros profesionales de calidad, eso sí, sin olvidar las tradiciones católicas; de hecho, ya su nombre da indicios del tipo de enseñanza que se imparte.
La plaza Sucre, aquí conocida como La Plazuela, sería a mi juicio una de las más bonitas del Táchira de no ser por el desorden que de este sector. Aquí funciona el terminal de pasajeros de Táriba y a sus alrededores abundan comercios que pelean por captar clientes con el estruendo musical. Ante esto, las autoridades del Dibise son mudas y colaboran con el desorden al imponer multas a diestra y siniestra en los automotores que circulan por las calles de la plaza, ello sin tomar en cuenta las ya conocidas congestiones vehiculares.
En fin, esta ciudad tiene mucho que ofrecer, solo falta una pequeña muestra de cariño por parte de las autoridades municipales, sin sectarismos políticos, para que Táriba sea otra vez, La Perla del Torbes.
Amanecer pasado por lluvia en Táriba
Vista de la basílica de Táriba
Alcaldía del municipio Cárdenas
Alcaldía del municipio Cárdenas
Casa parroquial de Táriba
Basílica vista desde el sureste de la plaza Bolívar
Bazar de zomerciantes de la fe
Puente colgante de Las Margaritas, al otro lado está el Mercado Mayorista de Táriba
El chavismo hace su aparición en Táriba
Fachada del Colegio de Educación Especial Bolivariano
Basílica al mediodía
Pequeña escultura de la Virgen de la Consolación en el interior de la Basílica
Instalaciones del Faro de la Armada, cercano a San Cristóbal. Este es hoy un centro de alto rendimiento deportivo
Puente colgante de Táriba, patrimonio del Táchira, construido por la empresa Eiffel
Plazuela de Táriba
Colegio Nazareth
Iglesia San Juan Bosco
Hospital de Táriba
Colegio San José
Atardecer en Táriba, cerca al distribuidor de Cordero
Autopista San Cristóbal - La Fría
Entrada a Táriba por la zona sur
Honor a quien honor merece. El Libertador en Táriba
Instalaciones del Complejo Deportivo del Faro de la Armada
La Consolación
Basílica al anochecer
Mi justo premio, la Virgen de La Consolación, Patrona del Táchira