lunes, 26 de septiembre de 2011

San José de Bolívar, Táchira

Turística por excelencia, la capital del municipio Francisco de Miranda es un pueblo que goza de prestigio y tradición emblemáticas de los tachirenses.
San José de Bolívar se funda luego de la separación de este de la entonces aldea Queniquea debido a un pleito entre dos clanes familiares. 
El pueblo se ubica a la margen izquierda del río Bobo, fuente hidrológica fundamental para el desarrollo de la represa Uribante - Caparo y como es lógico, para el suministro de electricidad y agua en buena parte de los estados Táchira, Mérida, Barinas y Apure.
Los pocos kilómetros que lo separan de Queniquea dan cuenta que San José de Bolívar se instala en un valle próspero, pleno de verdor y con la abundancia que le pueden dar las quebradas y riachuelos que circundan al pueblo; sin embargo, creo que San José de Bolívar es más pequeño que la vecina capital del sucrense.
Sus calles deslumbran por el ornato. Todas están empedradas y por ello se cuida hasta el más mínimo detalle para que este tipo de vialidad no se pierda. Al igual que en La Florida y San Pablo, aquí los desagües y canales de las aguas pluviales se ubican en el centro de la vía, sin dudas algo curioso en materia civil.
Gran parte de las viviendas de San José de Bolívar han sido habilitadas como negocios familiares centrados en la cestería, las manualidades y en todo lo que implique la artesanía. La mayor parte de los turistas de San José de Bolívar son de San Cristóbal, quienes aprovechan los fines de semana para disfrutar no solo de paz y tranquilidad que tienen su reino en estas tierras, sino a la preferencia que existe sobre posadas y clubes que hacen vida en el lugar.
Sé que este pueblo es de clima frío; sin embargo, hoy hizo un buen día, apenas empañado por el frío al atardecer. Esta acotación la menciono porque no está demás traer un abrigo.
Hubo mucha algarabía a primeras horas de la mañana por el reinicio de las clases en gran parte de las escuelas del municipio. 
El tráfico es escaso; sin embargo, el mayor número de automotores tiene lugar en horas de la tarde, cuando regresan de sus faenas en los campos los bolivarenses.
Es llamativo el monumento a Francisco de Miranda que se erige aquí. No sólo por los detalles de la estatua sino por el fragmento del discurso (algo borroso) y el mural de las banderas históricas de Venezuela. No creo haber visto un homenaje igual en ningún lugar del país.
Como es tradición, en la plaza Bolívar confluye toda la administración de San José de Bolívar. La iglesia es un monumento icónico de la arquitectura tachirense, lástima que a la hora de mi visita estuviera cerrada.

 Panorámica del pueblo
 Capilla de la carretera
 Capilla de la aldea San Antonio
 Interior de la capilla
 Potreros de ganadería de alta montaña
 Portal de bienvenida al pueblo
 Detalle
 Iglesia de San José de Bolívar
 Iglesia del pueblo
 Busto del Libertador
Algunas casitas de San José de Bolívar
 Monumento de San José
 Estatua de Francisco de Miranda
 Detalle del monumento al prócer de la Independencia
Mural de las banderas históricas de Venezuela

domingo, 25 de septiembre de 2011

Queniquea, Táchira

Malísimos días los que han tenido lugar desde que me adentré en el municipio Sucre de este estado. Dos días reparando la camioneta en un taller donde apenas se trabaja con las uñas. La lluvia ha sido una constante también y en zona de montaña, donde escasamente hay paso por los deslaves, ahora definitivamente cuenta con destinos incomunicados.
Sorteando muchas dificultades, incluso haberme quedado sin dinero porque no hay cajeros bancarios hábiles en este fin de semana, llegué a Queniquea. Me llamó la atención la cantida de capillas que hay a lo largo de la carretera de San Pablo y Queniquea, siento que pese a ser poco transitada, tiene muy alta accidentalidad; sin embargo, lo curioso de estas capillas es que algunas rebasan los límites de la originalidad.
Queniquea se pierde entre la bruma y las montañas. La paz del pueblo innegable, todo parece estancarse en la tranquilidad de calles vacías, sin ruidos y con la frescura de un ambiente siempre verde.
Tiene pocos lugares de interés; sin embargo, todo lo compensa con la cordialidad de sus habitantes y con la quietud de la zona. 
La actividad cotidiana trasciende en la plaza Bolívar, tal vez la más grande del este tachirense, la cual se encuentra perfectamente ornamentada. 
Hay muchas historias sobre este pueblo que remontan a épocas del gomecismo. Se dice que sus habitantes sembraron fuerte resistencia a la dictadura y por ello hoy por hoy conocen más que ningún otro tachirense el significado de la libertad.

 A medio camino de San Pablo y Queniquea
 Paisajes únicos de la montaña tachirense
 Una de las tantas capillas, esta fue la que más me llamó la atención
 Llegando al pueblo
 Plaza Bolívar
 Detalle de la Plaza Bolívar con el Libertador en su corcel
 Otra toma
 Simón Bolívar en Queniquea
 La soledad del pueblo invita a descansar de la faena diaria
 La casa de las flores
 Monumento en el museo de López Contreras

jueves, 22 de septiembre de 2011

San Pablo, Táchira

En un instante de locura de mi parte, tuve la genial idea de viajar a través de las montañas de Cárdenas con la intención de llegar al pueblo de San Pablo. Me dejé llevar por la emoción de retos que de a poco he ido superando y porque a decir verdad, mis informes están llegando en la fecha indicada a Caracas, de modo que no tenía nada de qué preocuparme.
La carretera es un desastre en estos parajes del Táchira. No es culpa del invierno solamente el estado de la vialidad en los límites entre los municipios Cárdenas y Sucre, se debe reconocer que las fallas de borde y taludes que bloquean parte de estas carreteras no son tan de reciente data. Es increíble que la calzada aún permanezca sin asfalto en varias zonas, lo mismo que puede resultar inconcebible que varios caseríos estén prácticamente aislados y a la deriva porque ninguna de las autoridades que se han hecho responsables de municipios y del gobierno regional han tomado en consideración a estos moradores del Táchira.
También creo que influyó el mal caracter mío porque pasé una noche fatal en La Florida, demasiado frío hace allá.
Tras casi cuatro horas de viaje finalmente llegué a San Pablo, en un recorrido proyectado para una hora apenas. 
El pueblo de San Pablo está ubicado en lo alto de un cerro ya dentro de los límites sucrenses. Nunca había estado aquí porque tampoco tuve jamás referencia de este enclave; con decir que ni siquiera figura en los mapas del Táchira.
Llama la atención que los últimos pueblos que he conocido, cítense El Potosí, La Florida y hoy San Pablo, cuentan con portales que indican la entrada a la localidad, pero este me resultó más curioso que los demás por los símbolos que se adornan el portal, están la Virgen de La Consolación, la paloma de la paz, cuatro fachadas artesanales y la iglesia del pueblo en escala, todas en perfectas condiciones y fácilmente identificables.
El pueblo es sencillo, limitándose apenas a dos calles principales y edificaciones residencialees que poco tiempo permanecen ocupadas porque los sanpablenses, amantes del agro, trabajan las tierras desde primeras horas del día hasta bien avanzada la noche.
Un detalle que me causó curiosidad es que pese a las dimensiones del pueblo, cuenta con dos iglesias. La iglesia mayor es la más antigua y a la vez el símbolo referencial de esta localidad, frente a ella se encuentra la plaza Bolívar, la primera que veo completamente vacía a cualquier hora. La otra iglesia es más pequeña y su construcción es menos llamativa que la anterior, pero también es muy bonita. 
Los sanpablenses se destacan por la sencillez y lo poco ostentosos que pueden llegar a ser con sus tradiciones, puede ser que estas personas se hayan habituado a vivir prácticamente en el ostracismo y no cambien este modo de vida por nada del mundo. La verdad, a veces esta soledad y tranquilidad es envidiable.

 Llegando a San Pablo, la carretera tiene una canal en el centro para facilitar el paso del agua cuando llueve
 Detalle del portal de San Pablo
 Imagen de la calle principal del pueblo
 Iglesia y una parte de la plaza Bolívar, curiosamente en una parte de la plaza está el busto del Libertador y en el otro extremo está la estatua del padre de la patria
 Vista de la plaza, al fondo está el parque infantil y el campo deportivo
 Bolívar en San Pablo
 Nueva capilla de San Pablo
El pueblo desde el cerro donde se encuentra el cementerio local

miércoles, 21 de septiembre de 2011

La Florida, Táchira

Aunque mi intención no era pisar la ciudad de San Cristóbal hasta haber recorrido otras zonas del Táchira, me era imposible proseguir mi camino hacia las aldeas del municipio Cárdenas sin atravesar media ciudad capital.
Todos estos días se han caracterizado por el fuerte calor que está haciendo en el Táchira, incluso cuando llueve, desde tempranas horas de la mañana; sin embargo, no me esperaba que hoy fuera tan diferente. 
Partí de Táriba desde las seis de la mañana con el único fin de no verme afectado por el fuerte congestionamiento vial que tiene lugar entre Táriba y San Cristóbal durante las primeras horas del día, a estas horas todavía pienso que fue la mejor decisión que pude tomar. 
Atravesé la autopista San Cristóbal - La Fría, en el tramo que sale de Táriba, hasta llegar a la altura del sector Las Lomas (San Cristóbal). Desde allí seguí por toda la avenida Libertador, intercepté la Quinta Avenida del Centro de la ciudad y al llegar al Viaducto Viejo procedí a recorrer la avenida 19 de Abril.
En cuestión de quince minutos desde que salí de Táriba, estuve en el semáforo de la Policlínica Táchira, en plena salida de la capital del estado hacia el Chorro del Indio, por el este de la misma. Si se viaja a esta zona en horas de la mañana se debe tener mucha cautela y no confiarse en el casi nulo tránsito vehicular; esta vía es muy frecuentada por deportistas que ascienden hasta la Cruz de La Misión y desde allí retornan a la ciudad. Toda esta área corresponde al Parque Nacional Chorro del Indio, es una zona boscosa de constante ascenso, incluso por lo pendiente de la montaña, el número de curvas en la vía es bastante significativo.
Me detuve a desayunar en el sector La Batea del Chorro del Indio. Hay varios puestos de comida a lo largo de la carretera, más mi intención era salir lo más rápido posible de los límites del municipio San Cristóbal. Un buen baño en las gélidas aguas del Chorro del Indio era algo que está sobreentendido mientras tanto, una leve llovizna empapaba el camino y hacía que la neblina tomara lugar en esta zona. 
Me tomó dos horas llegar a Macanillo desde La Batea, aún a estas alturas del verano, la carretera está en muy malas condiciones; existen varios tramos de la misma obstruidos por los derrumbes. Esto, la lluvia y la neblina limitaban la visibilidad a unos diez metros a lo sumo.
En Macanillo me detuve a descansar; pese a que no he recorrido grandes distancias, si hay desgaste físico debido al mal dormir y a las comidas sencillas de la carretera. 
Luego de una media hora de sueño en mi camioneta, seguí camino por una carretera nueva para mi, lo bueno es que no existe desviación en ninguna parte y a la fija se llega al destino que se quiere. A lado y lado lo único que se ve es vegetación bastante alta y uno que otro potrero. Finalmente, a la distancia, apareció el primero de mis destinos, la aldea de El Potosí. Está habitada por gente sencilla, muy trabajadora y dedicada de lleno a las labores de siembra y pastoreo. El mayor atractivo de esta aldea es la iglesia, incluso carece de plaza Bolívar.
Debido a la premura por llegar a La Florida antes de mediodía, poco me demoré en El Potosí; sin embargo, diseminadas en la carretera me di cuenta de un gran número de caseríos organizados, incluso los hay con su propia iglesia, tal es el caso del caserío San Francisco.
Llegué a la una de la tarde a La Florida, a estas horas nuevamente el Sol estaba apareciendo en esta zona y eso es sinónimo de buenas noticias para mi porque puedo trabajar de lleno y sin interrupciones. 
Me gustó mucho el orden de este pueblo, la verdad no me lo esperaba. Es muy tranquilo también y eso a mi gusto es buenísimo porque no existen presiones de nada. Los florideños son conscientes de la enorme distancia que les separa de la capital municipal (Táriba) y por ello han buscado alternativas, una especie de autonomía, para seguir adelante con sus faenas administrativas y no depender prácticamente en nada del ayuntamiento de Cárdenas.
La iglesia de la Inmaculada Concepción es el edificio más alto y más llamativo, sobre todo por el nuevo color que le estaba siendo aplicado. 
De aquí destaco el gran número de quebradas, ríos, y la abundancia de la vegetación, zonas aún inexploradas y que conservan ese encanto donde el impacto humano no se ha visto con tantas fuerza.
Me tocó pernoctar en la camioneta porque aquí no hay hoteles ni posadas; la conexión a Internet es bastante limitada, con decirles que me tocó esperar casi dos horas para conectarme. 
 Detalles de la carretera de La Batea - La Florida
 El Potosí desde la carretera
 Iglesia de El Potosí
 Capilla de San Francisco
 Quebrada La Gómez, a escasos kilómetros de La Florida
 La Florida a lo lejos
 Avenida principal de La Florida
 Vista de la iglesia Inmaculada Concepción desde la plaza Bolívar
 Remodelación de la iglesia
 Inmaculada Concepción
Llegada de la noche en las calles de La Florida

martes, 20 de septiembre de 2011

Táriba, Táchira

Para tener una visión libre de prejuicios y clichés, traté de observar todo lo que me rodeaba aquí como si fuera la primera vez; desconecté imágenes y recuerdos (me tomó todo un día hacerlo) y solo así pude apreciar lugares que por lo cotidiano, pasaron desapercibidos muchas veces ante mis ojos.
La última vez que estuve en Táriba fue no hace más de dos meses, cuando por cosas de la vida tuve que suspender mi trabajo y venir a resolver alguna diatriba personal; sin embargo, fue hasta hoy que me percaté que la ciudad tiene lugares emblemáticos más allá de la consabida iglesia de La Consolación; por citar algunos, las plazas Bolívar y Sucre.
El ritmo de crecimiento demográfico de esta ciudad lo determina San Cristóbal, es así como hoy es posible apreciar que estas dos ciudades se han unido prácticamente en una sola, separadas apenas por las avenidas Antonio José de Sucre por el sector de Barrancas y por la autopista San Cristóbal - La Fría en el sector Las Lomas; pero el crecimiento poblacional de Táriba no ha sido algo organizado. Se adolece de muchas soluciones habitacionales y la mayoría de los terrenos urbanos son inutilizables para la construcción.
Si se toma en cuenta la economía de la ciudad, Táriba destaca por la casi total ausencia de de fuentes de empleo; el grueso de la población labora en la capital del estado y las escasas empresas privadas son de administración familiar. Muy por detrás está el turismo religioso y los emblemáticos negocios de gastronomía.
También es notable el congestionamiento vehicular debido al poco espacio para la circulación de los carros y lo que es peor, la imposibilidad de ampliar las vías debido a la presencia de viviendas consolidadas de hace muchos años.  Son pocos los barrios que han surgido en Táriba; sin embargo, el número de ranchos que han aparecido en los últimos años ya hacen imposible una división territorial precisa de cada uno de estos sectores.
La identidad de los taribenses es caracterizada por el fervor religioso a la Virgen de Táriba, conocida mejor como la Virgen de la Consolación. Las fiestas patronales en la ciudad se celebran en el mes de agosto; es esta época en la que la Basílica de Táriba recibe a cientos de miles de peregrinos de todos los lugares de América Latina a cumplir sus promesas ante la patrona del Táchira. Los alrededores de dicha iglesia son una suerte de mercadillo donde se consiguen infinidad de objetos religiosos, desde las obligadas velas hasta crucifijos, cadenas, estatuas, candelabros y demás, todos alegóricos a la tradición católica.
La basílica es de construcción sencilla pero su interior es sobrecogedor, sus puertas permanecen abiertas durante casi todo el día y parte de la noche debido al número de fieles que a diario visitan a la Virgen; tanto así, que es casi imposible tomar una imagen limpia (sin gente) de la patrona del Táchira.
Frente a la basílica está ubicada la plaza Bolívar; este sitio fue la base del asentamiento español en los años de la conquista y fundación de esta ciudad. Se caracteriza esta plaza por la estética de sus jardines, por la fuente de agua que ocasionalmente funciona y como dejar pasar las conocidas verbenas y serenatas que se hacen a la virgen. Si se detallan los alrededores de dicha plaza, fácilmente notamos que la gran mayoría de viviendas son centenarias; en una de ellas, la que se ubica más al sureste de la ciudad, antiguamente fue un hotel de relevancia en la localidad, hoy solo es una vivienda carente de mantenimiento. 
Los lunes Táriba también es muy visitada, ello con motivo a la apertura del mercado mayorista de la ciudad, tradición que perdura en el Táchira incluso hace unos meses, cuando se restringió el paso por el puente peatonal de Las Margaritas. Aquí se expenden mercancias al mayor y al detal a precios inigualables en el Táchira.
También en este sector se encuentra la alcaldía de Cárdenas, institución que a mi modo de ver, poco colabora con el orden público en este sector; lo digo porque son normales las reuniones de sectores pro Chávez que ingieren alcohol y alteran la paz y el orden de este lugar.
Táriba es sede de instituciones educativas de prestigio, ya sean los Colegios Nazareth o San José los más emblemáticos, la mayor parte de escuelas y liceos brindan futuros profesionales de calidad, eso sí, sin olvidar las tradiciones católicas; de hecho, ya su nombre da indicios del tipo de enseñanza que se imparte.
La plaza Sucre, aquí conocida como La Plazuela, sería a mi juicio una de las más bonitas del Táchira de no ser por el desorden que de este sector. Aquí funciona el terminal de pasajeros de Táriba y a sus alrededores abundan comercios que pelean por captar clientes con el estruendo musical. Ante esto, las autoridades del Dibise son mudas y colaboran con el desorden al imponer multas a diestra y siniestra en los automotores que circulan por las calles de la plaza, ello sin tomar en cuenta las ya conocidas congestiones vehiculares.
En fin, esta ciudad tiene mucho que ofrecer, solo falta una pequeña muestra de cariño por parte de las autoridades municipales, sin sectarismos políticos, para que Táriba sea otra vez, La Perla del Torbes.

 Amanecer pasado por lluvia en Táriba
 Vista de la basílica de Táriba
 Alcaldía del municipio Cárdenas
  Alcaldía del municipio Cárdenas
 Casa parroquial de Táriba
 Basílica vista desde el sureste de la plaza Bolívar
 Bazar de zomerciantes de la fe
 Puente colgante de Las Margaritas, al otro lado está el Mercado Mayorista de Táriba
 El chavismo hace su aparición en Táriba
 Fachada del Colegio de Educación Especial Bolivariano
 Basílica al mediodía
 Pequeña escultura de la Virgen de la Consolación en el interior de la Basílica
 Instalaciones del Faro de la Armada, cercano a San Cristóbal. Este es hoy un centro de alto rendimiento deportivo
 Puente colgante de Táriba, patrimonio del Táchira, construido por la empresa Eiffel
 Plazuela de Táriba
 Colegio Nazareth
 Iglesia San Juan Bosco
Hospital de Táriba
 Colegio San José
 Atardecer en Táriba, cerca al distribuidor de Cordero
 Autopista San Cristóbal - La Fría
 Entrada a Táriba por la zona sur
 Honor a quien honor merece. El Libertador en Táriba
 Instalaciones del Complejo Deportivo del Faro de la Armada
 La Consolación
 Basílica al anochecer
 Mi justo premio, la Virgen de La Consolación, Patrona del Táchira