martes, 29 de junio de 2010

Santo Domingo, Mérida

Bajando por la vía de Barinas, sobre una terraza fluvial bastante amplia y cubierta verdes pastizales se encuentra Santo Domingo. Es un pueblo de montaña que mira hacia la sierra, situado a 2.178 metros de altura.
El poblado se extiende en sentido sur - norte y consta de algunas calles longitudinales que bajan hacia la salida y se unen a la carretera. En los alrededores de la plaza se encuentra la iglesia, la alcaldía y algunas casas antiguas de tejas. Su plaza, cercada por un muro de piedra y cuatro portales de teja a cada costado, respira una sensación de quietud y sencillez acentuada por la simetría de sus oscuros cipreses muy bien podados y lo mullido de su grama. La adornan unas jardineras circulares plantadas de flores multicolores y faroles antiguos de hierro forjado.
Su pequeña iglesia contrasta con el verde esmeralda de la montaña que le sirven de fondo. Al traspasar el umbral, observamos algunas pinturas originales al óleo de la época colonial, siglo XVIII, que representan escenas de la Sagrada Familia, la Inmaculada Concepción y San Juan Bosco.
El pueblo ha crecido en forma un tanto desordenada alrededor de la carretera, en donde se han establecido muchas posadas, hoteles, restaurantes, ventas de artesanía y cafetines.
Santo Domingo es el pueblo del estado que posee más camas de hoteles después de Mérida; entre éstos se encuentran El Moruco, Santo Domingo, Los Frailes, Las Truchas, El Halcón de Oro, Las cabañas, La Sierra del Baho, etc.
Por ser un punto obligado de paso para los viajeros que vienen del centro del país desde los llanos, el pequeño pueblo se ha convertido en un receptor de miles de turistas debido a sus condiciones ideales de sus paisajes de montaña tan hermosos y su agradable clima. En época de vacaciones, en la temporada de julio-agosto y en diciembre, se recibe la mayor cantidad de visitantes.
Cerca de Santo Domingo se encuentra una moderna planta productora de champiñones la cual pertenece al Ministerio de la Defensa. Esta planta, la más grande de América Latina, tiene una producción mensual de 8 toneladas de hongos. También muy cerca del pueblo se encuentra una truchicultura donde podemos ver los peces en los criaderos. Es un conjunto formado por varias albercas, comunicadas unas con otras. Las truchas pequeñas están hacia la parte alta y a medida que crecen van bajando hacia las siguientes albercas.
Se conocen pocos elementos históricos acerca de Santo Domingo y su fundación. Hacia la parte alta del valle se dice que hacían vida los indios mucubajíes.
En Santo Domingo se celebran fiestas a San Jerónimo, el santo patrón, el día 30 de septiembre o bien el último domingo de septiembre. La tradición data de 1619, cuando una mujer descubrió en la gruta de El Moruno una tabla con la imagen del Santo. A partir de entonces comenzó el culto, las promesas por parte de los creyentes y empezaron a aparecer los primeros milagros. Se dice que durante la guerra federal la población se sientió amenazada por las invasiones y se dio inicio a un ritual, para pedir la protección al Santo, conocido como Los Negros de San Jerónimo, el cual ha llegado hasta nuestros días.
En santo Domingo también se celebran otras fiestas a la manera tradicional del páramo, como la Búsqueda del Niño, La llegada de los Reyes Magos, las paraduras en el mes de enero y la pasión viviente en la Semana Santa.
El día de mañana debo estar de nuevo en mi ciudad natal, San Cristóbal, para cumplir con algunos compromisos personales con una de mis más apreciadas amigas y motivo de inspiración en muchas cosas de la cotidianeidad, pero aquí dejo algunas de mis mejores capturas fotográficas.

A lo lejos, en medio de los verdes prados, Santo Domingo
Campos de hortalizas en Santo Domingo
Santo Domingo en medio de las montañas
Cabañas del hotel Santo Domingo International
Hotel La Trucha Azul, aquí almorzamos, 100% recomendable
Plaza Bolívar de Santo Domingo
Y como es costumbre en Mérida, de repente hace sol y luego frío o viceversa
La iglesia destaca en medio de tantos hoteles y posadas, eso sí, todos muy bonitos
Monumento Montaña de la Fe, también es una iglesia
El cristo de Santo Domingo
La última toma antes de emprender viaje a San Cristóbal corresponde al Hotel La Trucha Azul

lunes, 28 de junio de 2010

Las Piedras, Mérida

La anterior entrada correspondía a la visita hecha el día domingo, hoy lunes continuamos viajando por el nordeste del estado. Después de pasar la población de Pueblo Llano, bajando en dirección hacia Barinas, el valle del río se estrecha considerablemente adoptando una forma de V. Se llega entonces a un nudo montañoso donde convergen varios ríos que refuerzan el caudal del río Santo Domingo, el cual cambia su curso hacia el sureste, dirigiéndose hacia los llanos de Barinas a través de un cañón de bastante profundidad formado por las faldas de los cerros que caen abruptamente, región ésta conocida como El Callejón del Viento.
En este punto de convergencia se unen el brioso río Aracay, que nace en las altas montañas que sirven de límite entre Mérida y Trujillo, el río Pueblo Llano, que nace en el páramo de La Estrella, cerca de Timotes y el río Santo Domingo. Todas estas aguas son recogidas por el gran embalse de la Represa Hidroeléctrica “General José Antonio Páez”.
La represa José Antonio Páez fue concluida en 1973 para surtir de electricidad a la región de Los Andes. Se encuentra interconectada al sistema del Guri. Para visitar la represa, se toma un desvío a mano derecha de la vía, un poco mas abajo del poblado de La Mitisús.
La pequeña población merideña que vemos encaramada en una meseta, a 1744 metros sobre el nivel del mar, muy cerca de la represa es Las Piedras. Se encuentra en el sitio donde el río Aracay se une al río Santo Domingo. Un lugar privilegiado por su clima fresco, con una temperatura media anual de 17º C y por sus escenarios naturales de valles y montañas que lo circundan.
Para ir a Las Piedras se sigue la vía de Santo Domingo y se toma un ramal de la carretera que aparece después del puente sobre el río del mismo nombre, donde se inicia la carretera hacia Pueblo Llano. Debemos desviarnos de nuevo a mano derecha, tomando una vía que sube en suave pendiente hasta el poblado. En total unos 4 kilómetros desde la vía principal. Su iglesia, de Nuestra Señora de La Candelaria, fue objeto de una remodelación que concluyó en diciembre de 1994. En su fachada de dos cuerpos vemos gran cantidad de vanos en círculos, que van a ser cubiertos con vitrales. En su interior de tres naves, con techo bajo a dos aguas de machimbrado y vigas de hierro, la luz penetra por los hermosos vitrales de colores iluminando el recinto por todas partes. Los vitrales representan la Virgen del Rosario, El Divino Niño, La Virgen del Carmen y San Isidro.
Su plaza Bolívar, de aspecto apacible, está sembrada de verdes cipreses muy bien podados y jardines de vistosas flores. El pueblo se extiende hacia la parte alta subiendo hacia la montaña y sus dos calles principales se cortan con algunas transversales. Algunas casas viejas en la parte de abajo presentan un aspecto descuidado: se han desplomado los techos de tejas y en su lugar han sido reemplazados con láminas de zinc, lo cual afea al poblado. Hacia la parte derecha de la Iglesia hay una vía que conduce al cementerio, el cual se encuentra en otra meseta al lado del pueblo. Desde allí contemplamos una vista maravillosa del pueblo, las montañas que lo circundan, con la Sierra de Santo Domingo al fondo, así como la represa “José Antonio Páez”.
Cerca de Las Piedras se encuentran algunas aldeas encaramadas en la montaña, como Aracay, donde se pueden observar los campos de cultivos de hortalizas.
Al salir del pueblo nos podemos detener en un lugar muy adecuado para descansar, llamado el Parque Las Piedras, el cual está en la parte baja de la meseta. Por allí pasa un río muy espumoso, que brama entre las blancas piedras. En sus riberas, un verde prado de fina hierba y vegetación de alta montaña, nos invita a descansar. En los alrededores hay lugares para acampar y kioscos para asar carne.
Hay una posada de construcción reciente de nombre Valparaíso, ubicada enfrente de la plaza. Posee 24 habitaciones para alojar a los visitantes.
Las Piedras fue fundada en el año 1600 por Pedro Valero, con el nombre de Valparaíso. En el pasado fue un lugar de paso para los viajeros que viniendo desde Mérida, se dirigían hacia Timotes, Valera o Barinas. En aquella encrucijada de caminos se formó con el tiempo una calle larga donde se ubicaban las distintas ventas y posadas para el descanso de los viajeros. En las largas noches de ocio, la gente se dedicaba al juego de dados, y cartas. En el día el entretenimiento principal eran las peleas de gallos.
Durante la reforma agraria en 1960 vinieron a esta región algunos agricultores de las Islas Canarias para enseñar las técnicas del cultivo de las hortalizas a los campesinos del contorno. Estos expertos del agro les alquilaron los terrenos para sembrarlos y enseñarlos a trabajar la tierra con nuevos métodos. Gracias a este proceso de renovación podemos ver hoy los resultados: una agricultura muy próspera y diversificada, que ha favorecido el desarrollo de la región.

Carretera Transandina vista desde Pueblo Llano
El pueblo de Las Piedras, a pocos kilómetros de Pueblo Llano
Ya a esta distancia nos parecía muy llamativa la iglesia
Prefectura de Las Piedras
Parte de la Plaza Bolívar
Iglesia de Las Piedras, bella desde donde se mire
Embalse de Santo Domigo y sus campos cultivados
Cultivos de hortalizas en Las Piedras, al fondo, Los Andes
Embalse de Santo Domingo
Embalse de Santo Domingo a media tarde. Mérida cada día me sorprende más
Caminerías hacia la cascada Velo de Novia en Las Piedras
Velo de Novia
Iglesia de Las Piedras al final de la tarde

Pueblo Llano y páramo de La Culata, Mérida

Luego de un transitar por el páramo de La Culata y visitar pequeñas aldeas que se disgregan en la amplitud paramera, existe una troncal que nos conduce hacia Las Piedras y Pueblo Llano. Seguimos esta carretera sinuosa que se remonta poco a poco entre verdes paisajes de montaña, donde vemos los campos de cultivo de hortalizas y potreros de pastos tiernos donde abunda el ganado de leche. Al final del ascenso, después de 8 kilómetros de recorrido, llegamos al borde de la meseta donde se asienta la población, a 2.168 metros sobre el nivel del mar.
El pueblo, de casas coloniales con viejos tejados manchados por los líquenes, respira lozanía y frescura a lo largo del día. El sol, saliendo a ratos entre la neblina, comienza a calentar las frías paredes de las casas. Es completamente llana la parte baja del pueblo, haciendo honor a su nombre. Aquí se encuentra la plaza y en sus alrededores la Alcaldía, la Iglesia, la Casa Cural y una sucursal bancaria. La plaza está siendo remozada actualmente en sus caminerías y pisos que han sido reemplazados por unas lozas relucientes en terracota esmaltada.
La iglesia, de estructura sencilla, posee una fachada lisa decorada con molduras imitando frisos y pilastras. Culmina con un frontis triangular en la parte alta en donde se apoya una cruz de hierro. El templo está bajo la advocación de la Santísima Trinidad. En su altar, iluminado por la luz natural que penetra por las ventanas sobre el ábside, se observa una imagen de la Santísima Trinidad en el centro, acompañada de la Virgen del Carmen y San José.
El edificio de La Alcaldía, situado en una de las esquinas de la plaza, también fue muy bellamente restaurado por el Gobierno de Mérida y sus obras concluyeron en enero de 1999. Es una construcción de dos pisos, dentro del estilo rústico de las nobles casonas andinas del pasado. En su interior, de agradable sencillez, se encuentra un patio central rodeado de corredores que dan acceso a las distintas oficinas gubernamentales. Llama la atención los pisos de la parte superior y toda la armazón de madera de samán del recinto, traída desde Barinas y Guanare. Los pisos rústicos en loza de terracota y los muebles en caoba oscura complementan la decoración.
El pueblo consta de dos calles principales longitudinales que corren en sentido este-oeste, Sucre la de subida y Bolívar la de bajada, cortada por perpendiculares, siguiendo el modelo de cuadrícula española. Una cuadra arriba de la plaza hay algunos establecimientos comerciales, como farmacia, restaurantes, ferreterías, tiendas de ropa y una posada colonial de reciente construcción. Hacia la parte sur del pueblo se encuentra un estadio de béisbol con graderías, en donde se estaba jugando un partido de softball del equipo local, en contra de la representación de Santo Domingo. Este deporte es muy popular en los pueblos del páramo, lo cual es motivo de asombro para algunos visitantes. Es una pequeña muestra de nuestra pasión por el béisbol.
Hacia el norte, sobre una pequeña meseta, se encuentra el cementerio de la población. En el altozano del pueblo hay una simpática plazoleta donde se unen las dos calles principales, desde allí se columbra todo el valle del río.
Pueblo Llano ha crecido mucho en los últimos años debido al auge de los cultivos de papa y hortalizas, siendo actualmente la segunda población del páramo merideño con 8.535 habitantes. Pueblo Llano tiene un hospital el cual es un modelo para la región, por sus excelentes instalaciones y la atención médica que allí se brinda. Además, los jóvenes se pueden preparar allí, sin necesidad de emigrar a otros pueblos, pues tiene un liceo y una casa de la cultura donde funciona una biblioteca.
En todo el pueblo se palpa inmediatamente la prosperidad alcanzada por esta comunidad de vocación agrícola que trabaja muy duro en sus campos para generar riquezas. Los campos de cultivo arrancan desde los linderos del pueblo, suben por las laderas de los cerros y se pierden entre la fría niebla de los páramos. Al lado de la agricultura tecnificada, también se observan las técnicas tradicionales con el arado de bueyes.
La gente del lugar es bastante amable, comunicativa y servicial. Aquí el turismo todavía no ha contaminado a las personas con el afán de hacer dinero fácil. La niña no nos acepta una propina por su amable servicio.
Pueblo Llano es un emporio agrícola del estado Mérida, en donde se produce más del 70% de toda la papa y la zanahoria de Los Andes.
Saliendo del pueblo hacia la parte oeste se encuentran los principales campos de cultivo. Es una ruta muy bonita en donde nos encontramos con casas y aldeas diseminadas en un valle bastante amplio, regado por la quebrada la Capellanía. Al lado de la carretera se encuentran los depósitos de papa y los lavaderos de zanahoria que será llevada a los mercados de todo el país. Esta carretera fue el camino que seguimos desde Timotes, atravesando los Páramos de la Estrella y La Culata.
Como dato curioso, Pueblo Llano fue fundado, según una inscripción que encontré en la Alcaldía, por el mismo fundador de mi querida San Cristóbal, Don Juan de Maldonado y según los anales del pueblo, fue un lugar de encomiendas durante la época colonial.

Saliendo de Timotes para atravesar el Páramo de La Estrella
Este araguaney llamó mucho mi atención porque es la primera vez que veo uno
Las montañas merideñas, siempre tan llamativas
Cultivos de hortalizas en el páramo La Culata, de mis mejores fotos
Cultivo de hortalizas en pleno riego en La Culata
Iglesia de la aldea La Culata
Otra toma de la iglesia paramera
Las cumbres andinas vistas desde lo más alto del páramo La Culata, otra de mis mejores fotos
En la distacia y disgregada, Pueblo Llano
Posada turística a pocos kilómetros de Pueblo Llano
El ornato y aseo de las plazas merideñas es excepcional
Pueblo Llano y su iglesia desde un costado de la Plaza Bolívar
Bolívar en Los Andes
La iglesia, y de repente se oscureció y llovió
Pero la lluvia nos regaló esta imagen
Alcaldía de Pueblo Llano
Iglesia de Pueblo Llano, un pueblo que echaré de menos

sábado, 26 de junio de 2010

Timotes, Mérida

La torre elevada de una iglesia que se divisa desde lejos, por sus nítidos perfiles, nos anuncia el próximo pueblo en nuestro recorrido por el valle del Motatán. Un pueblo alejado de la capital, ubicado en el extremo norte del mapa, muy cercano al límite de Mérida con el estado Trujillo. Los altos páramos que le rodean atestiguan su pertenencia a la región mítica de los Timotes.
Es Timotes, que nos sorprende con su fresca presencia de sustancia vegetal, en donde convergen los aromas del cilantro y el cebollín, de sus huertas bien regadas. Pueblo aferrado por sus raíces históricas, culturales y geográficas a Mérida. Fue lugar de asiento de los Timotes: los primeros pobladores de los Andes Venezolanos. Desde los tiempos primigenios en que se cultivaban las laderas de los cerros con la técnica de las terrazas, ha sido cuna de hombres trabajadores de acendrada vocación agrícola.
La población se ubica sobre una meseta, a 2.025 metros de altitud y se encuentra a solo 10 Kms de Chachopo, al igual que el anterior pueblo, este está bordeado por el caudaloso río Motatán. Timotes es pueblo de típico sabor andino, de casas ancestrales de tapias, amplios solares y tejados añosos que nos transportan al pasado. Enmarcado en una región sumamente fértil, posee un clima agradable con una temperatura promedio de 16°C.
Timotes es el pueblo más populoso del todo el páramo y a su vez funge como capital del municipio Miranda, con las parroquias de La Venta, Chachopo y Piñango. El pueblo es atravesado por la carretera Transandina y dista a 120 Kms de la ciudad de Mérida.
En el pasado fue el límite con el Nuevo Reino de Granada, del cual formaba parte Mérida, y la Provincia de Venezuela.
Al entrar a Timotes nos recibe su pequeña Plaza Miranda donde se destaca una capilla de construcción sencilla. Más abajo nos sorprende su hermosa Plaza Bolívar, sembrada de frondosos pinares bajo cuya sombra nos detuvimos a descansar. En el centro de la misma, la presencia indefectible de una estatua de Bolívar concentra la atención de nuestras miradas. Su vieja iglesia de esbelta torre se yergue airosa por sobre los tejados del burgo que duerme la siesta del atardecer. El templo de Santa Lucía data de 1600, cuando era apenas una pequeña capilla dedicada al adoctrinamiento de los indígenas. Desde entonces ha sufrido muchas modificaciones, siendo la última en 1916, cuando adquiere sus rasgos actuales con su hermosa torre octogonal y su interior de robustas columnas de mármol y techo de madera.
Timotes es un importante centro de acopio de productos del campo. De aquí parten los camiones cargados de las hortalizas del páramo hacia los mercados de Caracas, Barquisimeto y Maracaibo. Esto, por supuesto, le da cierta prosperidad al poblado, la cual se refleja en la cantidad de comercios que se amontonan en sus dos calles principales. El olor a ajo, tomates, fresas y demás vegetales recién salidos de la tierra húmeda, mezclado con la brisa que viene del Motatán se va entre los sacos y guacales a perfumar los mercados de las grandes ciudades con los aromas de Los Andes. Una labor muy loable para un pueblo, sin duda alguna, la de dar alimentos sanos y nutritivos al resto del país.

Puerta de piedra de Santa Rita, subiendo hacia Timotes
Una posada entre las nubes
Los páramos del Motatán
Estos parajes andinos tienen la cualidad de entrar en la retina y grabarse
en la memoria para siempre
Hacienda en Santa Rita con su lago artificial
Las montañas de Timotes
Capilla en honor a San Benito
San Benito, patrono de varios pueblos andinos
Una capilla en los páramos
Entrando a Timotes, el afiche corresponde a Santa Rita
Una de las mejores iglesias que he visitado, la Basílica menor de Timotes
El incólumne Bolívar rodeado de timotenses
Interior de la Basílica menor de Timotes