jueves, 31 de marzo de 2011

Río Chiquito, Táchira

Más allá de Santa Ana del Táchira se encuentra un pueblito que si bien es poco conocido incluso por los mismos tachirenses, es de los más pintorescos que he conocido, se trata de Río Chiquito.
El nombre tan peculiar se debe a que en sus estribaciones nace el río Quinimarí, en gran parte de su recorrido aún se conserva limpio por estas tierras.
Río Chiquito cuenta con calles empedradas y casas pintorescas con colores pastel y resulta ser interesante no por su historia ni por rol alguno que haya tenido en el paso del tiempo, es llamativo porque pese a lo alejado que está de cualquier otro lugar, cuenta con una iglesia grande y perfectamente acondicionada.
Sus carreteras, tanto rurales como vías principales, están en perfecto estado, esto es algo que, unido al eterno bosque de montaña que cubre toda la vía, hacen de esta aldea uno de los sitios posibles en la explotación turísitca.
Originalmente tuvo alguna importancia económica, esto queda atestiguado con la apertura del primer pozo petrolero de Venezuela en la aldea La Petrolea, hoy extinto en su producción. También pude apreciar en mi recorrido, que alguna vez contó con un molino de grandes proporciones. En cuanto a la primera de las estructuras relatadas, hoy forma parte de un parque denominado La Petrolea y en cierto modo, se conserva. En cuanto a la segunda, no se puede decir lo mismo ya que sus instalaciones fueron abandonadas y empieza a manifestarse el deterioro por las mismas condiciones ambientales del lugar.
Realmente no hay mucho que decir, y me excuso también por el cansancio que he tenido en días recientes, algo que ha intereferido en ser más constante con mi bitácora. Aquí les dejo algunas tomas de Río Chiquito.









 

lunes, 28 de marzo de 2011

Santa Ana, Táchira

Nuevamente salí de San Cristóbal pero esta vez con destino diferente. Ubicada a apenas 15 kilómetros de la capital del estado se encuentra el pueblo de Santa Ana.
La última vez que estuve aquí fue en enero, aunque solo estuve de paso; la última visita real que hice a esta localidad tachirense fue hace ya cinco años; en ese entonces estaba comenzando mi carrera universitaria y en compañía de un amigo estuvimos cubriendo una garantía con una computadora.
Todas las veces que he ido para Santa Ana han sido plagadas por mi total falta de detalle, siempre ha sido cubriendo alguna eventualidad y nunca como turista. Únicamente en mi infancia tuve algún pasaje por estas tierras cafeteras y recuerdo que el comercio de panela y café era constante; eso es cosa del pasado.
La Santa Ana de hoy es distinta. Aún existen algunas fábricas de panela o papelón, como lo quieran llamar de acuerdo a la zona geográfica en la que se encuentren, pero su producción es poca. Los cafetales ya no se observan dentro del mismo pueblo sino que fueron desplazados hacia las aldeas. Sin dudas que el pueblo crece con miras hacia el urbanismo para configurarse como otra de las ciudades satélites de San Cristóbal.
Llegar a santa Ana implica desplzarse hasta El Corozo que, tal como lo manifesté en la ocasión anterior, es un sitio plagado de bares y restaurantes de carretera que otrora fueron centro de atracción por los balnearios que rodean esta localidad, pero esto también cosa del pasado. Los ríos ya no son aptos para el disfrute por la contaminación de sus aguas.
Es desconcertante la contaminación del río Quinimarí a la altura de El Tambo; de este sitio turístico sólo queda el puente colgante que comunicaba con el resturante, el cual ya no funciona más y está a punto de caerse.
Una vez llegué a Santa Ana, sí me detallé que lo que no cambia es su mercado y el fervor religioso de sus habitantes puesto en manifiesto en una de las mejores iglesias del país en cuanto a ornamentación.
Las casas de antaño se mantienen en pie y algunas están siendo objeto de una fuerte remodelación con miras a atraer a los turistas en su casco histórico, una de las muestras más resaltantes en la Casa de los Escalante la cual en mejores tiempos fue cuna de un emporio cafetero de la zona sur del Táchira y que hoy funge con estandarte patrimonial de la localidad.
La plaza Bolívar de Santa Ana es uno de los pocos sitios de esparcimiento del pueblo, y como tal, alrededor de ella transcurre toda la vida de Santa Ana. Como detalle, no me había detallado que Santa Ana es una de las pocas localidades que cuenta con una plaza Miranda, la cual además de ser un merecido homenaje al prócer de nuestra independencia, es también la terminal terrestre del municipio Córdoba.
Personalmente, me gusta la gestión que lleva a cabo la alcaldesa de Córdoba. Es de los pocos lugares donde casi no hay baches ni huecos. El ornato y la limpieza dentro de la localidad es palpable desde cualquier lugar y el tráfico fluye con perfecto orden. 
Y como plus de Santa Ana, debo agregar que cuenta con uno de los mejores estadios de fútbol de la región, sede de los enfrentamientos del Atlético Córdoba de la tercera división venezolana.
Sin duda que a pesar del descuido en los accesos a Santa Ana, es de los pocos lugares de Venezuela donde lo ecológico predomina y resalta, y si no fuera por la pujante expansión de San Cristóbal, este sería uno de los sitios más verdes del país.

 Paisaje de la vía El Corozo - Santa Ana
 Entrada al municipio Córdoba
 Puente sobre el río Quinimarí
 Cruz de la Misión de Santa Ana, en plena entrada al pueblo
 Visos de lluvia y el color de sus casas
 La iglesia bajo la lluvia
 El ángel de la guarda, primero que veo en Venezuela
Altar mayor de la iglesia
 Plaza Bolívar de Santa Ana luego del aguacero
 Antiguo restaurant hoy abandonado
 Casa de los Escalante
El mejor regalo antes de regresar a mi casa, la iglesia bajo el Sol

jueves, 24 de marzo de 2011

San Josecito, Táchira

Estamos en el mes aniversario de la ciudad que me vio nacer, San Cristóbal; coincidencialmente este mes también se celebró la fecha en la que pasó el estado Táchira a constituirse como provincia independiente del Zulia y de Mérida, por ello y aprovechando a que me encuentro en mi estado natal desde hace semana y media, me centraré en hacer un pequeño homenaje a mi Táchira.
El día lo comencé bastante tarde, la verdad, no tenía mayor cosa que hacer y nuevamente la calle me llamó a que rodara por ella y plasmara mis impresiones por mi blog.
Salí de mi casa en la Urb. Táchira después de mediodía y me dirigí rumbo al Llano, quise empezar por el municipio Torbes este recorrido por mi estado.
El tráfico es lo más estresante de viajar por esta carretera, más que todo la salida de San Cristóbal es un caos constante porque el flujo vehicular se ha disparado y la carretera ya no da abasto para tan gran número de vehículos que entran y salen de mi ciudad.
Es innegable que San Cristóbal ha crecido desordenadamente, muestra de ello son los cordones de miseria que se han levantado a lo largo de la carretera nacional y que de un modo u otro, han contribuido a fundir a San Cristóbal con El Corozo.
Los barrios de la zona sur de mi ciudad no solo son monumentos a la desidia, son sitios de guerra de bandas delincuenciales pequeñas que hacen vida en el sector ante el olvido que han tenido nuestras autoridades gubernamentales.
Los negocios a lo largo de la carretera se reducen a personas ejerciendo la buhonería en la lucha por subsistir, lo lamentable es que lo que recogen de sus faenas diarias estas personas, es sustraido casi instantáneamente por el hampa inmisericorde de la zona.
El Corozo fue en sus inicios un punto de enlace entre Córdoba, Torbes y San Cristóbal, su ubicación marca la confluencia de los tres municipios y años atrás tuvo mucha relevancia dada la cantidad de balnearios que habían en sus inmediaciones. Hoy de él sólo se conservan algunas licorerías y restaurantes familiares que muy pocas veces son visitados por los turistas.
Pocos kilómetros más allá, siguiendo por la misma carretera nacional, están las Aguas azufradas y termales de El Corozo, como les dije anteriormente, en otros tiempos estos sitios fueron muy visitados y explotados ampliamente, hoy solo conservan algunos vestigios de tiempos buenos ya viejos.
Un poco más hacia el sur está San Josecito, un conglomerado urbano desordenadísimo y olvidado incluso por la misma alcaldía, y eso que es la capital del municipio.
Constantemente San Josecito ha sido asediada por flagelos propios y externos, no sólo la criminalidad hace de las suyas en la capital de Torbes, la ciudad también tiene el problema de ser un foco de contaminación por el constante flujo vehicular y tal vez peor, por el relleno sanitario que se ubica en las afueras de la localidad.
Fue poco lo que estuve en San Josecito porque la verdad es muy poco lo que se puede comentar acerca de esta pequeña ciudad, lo que sí engrandece al municipio son las recientes remodelaciones hechas por parte del sector privado a la carretera y bueno, el malecón o pequeño parquesito a orillas del Torbes, que aunque es pequeño, realza un poco las características de la localidad.

 Salida de San Cristóbal a la altura de la redoma de la ULA
 Pequeño hato a las afueras de la ciudad
 Cerros, carretera y el infaltable Torbes
 Puente sobre el río Torbes en las inmediaciones de la aldea Torondoy
 Detalle de la entrada a El Corozo
Vírgen de las aguas termales de El Corozo

domingo, 6 de marzo de 2011

Playa Antúnez, Falcón

También a pocos kilómetros de Borojo se encuentra un caserío llamado Antúnez; lo conforman una pequeña cantidad de ranchos de madera, palma y pedazos de lona, que sirven de refugio temporal para los bañistas y pescadores de la zona.
Playa Antúnez tiene la particularidad de ofrecer unas playas pristinas y de arenas blanquísimas; de hecho, en algunas zonas se han formado pequeños cristales blancos producto del inclemente sol del lugar, acoto, no son pedazos de sal marina.
El trayecto hasta el caserío es difícil, hay tramos viales que están totalmente destrozados y ello ha motivado a que sean pocos los vacacionistas que lleguen al lugar. Claro, también resalto que no hay instalaciones turísticas que al menos brinden comodidad a los visitantes.
Lo bonito del lugar es la soledad y el peno esparcimiento que se puede tener.
Al momento de mi llegada e incluso antes de regresar a Borojo, tuve la playa totalmente a mi disposición. No había ningún otro bañista a la redonda.
La única sección habitada dista al menos 2 kilómetros de Playa Antúnez y se llama La Jagua; en sí, es un silo donde se almacenan los alimentos que se distribuyen en todo el occidente de Falcón.
Hoy regresé a Barquisimeto y de aquí enrumbaré a la ciudad de Caracas para finalmente viajar a Asunción, y allí cubrir lo referente al compromiso del Deportivo Táchira ante el Cerro Porteño del Paraguay.
Tengo muchísimas expectativas por el viaje y creo que ello ha motivado a que cada vez sea menos explícito con mis relatos. Obviamente, también juega un papel importante el hecho de estar en un sitio apenas habitable y donde se consiguen muy pocos suministros tanto para mi consumo como para el mantenimiento de la camioneta.
Como dirían los viejos: "Amanecerá y veremos".

 Caserío La Jagua
 Detalle de Playa Antúnez
 Bohíos y casas de pescadores del lugar
Cae el Sol y mirando hacia el Occidente de Venezuela

jueves, 3 de marzo de 2011

Borojo, Falcón

El calor de estas tierras no da tregua. Ni una sola nube de lluvia he visto desde hace mucho rato y sin embargo, sorprendentemente algunas plantas se encuentran en plena florescencia.
Hoy tuve el gusto de conocer Borojo, pueblo ubicado a apenas ocho kilómetros de San José de Seque y que al igual que los vistos hasta ahora en este estado, tiene neta dependencia agropecuaria.
El rubro más relevante de producción es la zábila o sábila, planta medicinal que tiene usos múltiples en estas tierras costeras del occidente del país.
De todo lo que tiene el pueblo, la iglesia es lo más representativo. Por algunas referencias, sé que Borojo es un pueblo que data de épocas coloniales, sin embargo, es poco lo que se conserva de aquellos tiempos.
La Plaza Bolívar, ubicada al frente de la iglesia de La Merced, es el espacio público más grande del lugar y juega una suerte de oásis en la población.
El pueblo cuenta además de lo anterior, con una Casa de la Cultura que data del siglo XVIII y es el único legado físico que dejaron nuestros próceres independentistas en estas tierras. Según los mismos registros históricos que incluso están disponibles en Internet, aquí pernoctaron el General Rafael Urdaneta y el mismísimo Libertador. 
En un terreno baldío que está en las afueras de Borojó se encuentra un enorme cují al que los pobladores le tienen especial respeto ya que según algunas leyendas, aquí el Libertador ató su caballo mientras a su paso desde Lima hasta Caracas.
El centro del pueblo carece de desarrollo por la misma lejanía en la que se encuentra. Algo que destaco es que estos son los primeros ocho kilómetros con carreteras en buen estado. Sin duda que es toda una novedad dadas las condiciones en las que estuve conduciendo en estos días.

 Detalle del Centro del pueblo de Borojo
 Iglesia de la Merced, destacable en medio de todo lo que es Borojo
 Busto del Libertador en su plaza
 Casa de la Cultura de Borojo, antigua posada en la que pernoctaron Urdaneta y Bolívar en tiempos de la Independencia
Este es el famoso cují de Borojo, sitio donde se dice que Bolívar amarró su caballo

miércoles, 2 de marzo de 2011

San José de Seque, Falcón

En medio de las colinas del estado Falcón y por así decirlo, en medio de la nada; totalmente incomunicado y tras un día entero tratando de llegar, finalmente conseguí a San José de Seque.
Este es un pueblo agropecuaria, dedicado más que todo al ganado caprino. El asfaltado de las vías apenas se encuentra en la entrada al pueblo y dentro de él mismo, lo demás son carreteras de tierra.
Cuenta con una iglesia grande, esta sí posee un campanario de verdad, no como las que vi en días recientes, y además, tiene una plaza; creo que la única en su estilo, que está dedicada en honor al pueblo.
Hay también un terreno grande que se ha destinado al esparcimiento de los sequenses, en él se encuentran tres plazas; una en honor a un cura que ejerció su apostolado en estas tierras; la otra está dedicada a San José y la tercera es la plaza Bolívar.
Estas tierras, pese a lo inóspitas que son, son ricas en yacimientos arqueológicos y juegan de este modo un papel trascendente en la indagación histórica de los venezolanos.
Nuevamente el calor hace estragos en mi condición física, cada vez son menos frecuentes los cursos de agua dulce y cuando escasea debo esperar kilómetros y kilómetros para reabastecerme. Son pocos los negocios y expendios de comida en esta zona y como tal, la noche anterior me tocó pasarla durmiendo en la camioneta.
Hoy conseguí que una familia me acogiera y me diera algunos datos sobre el lugar y pese a que las condiciones no son muy óptimas, al menos estoy en un lugar seguro y cálido, porque en las noches hace un frío polar.
A diferencia de Lara, Falcón es una tierra sin muchos contrastes, la aridez de las tierras y lo extremo del clima son una constante. Hay muy poca vegetación y las condiciones viales nunca son las mejores. Dios mediante mañana sea más provechoso que estos dos días.

 Entrada a San José de Seque
 El monumento a Seque y detalle del pueblo y su vialidad
 Plaza de Bolívar
 Plaza de San José
Iglesia de Seque, evidentemente, en honor a San José