domingo, 28 de agosto de 2011

San Cristóbal, Táchira

Por motivos de fuerza mayor me vi en la necesidad de regresar a San Cristóbal la semana que recién terminó.
Estar en la ciudad y ver de cerca todas las situaciones cotidianas me puso a pensar que realmente no soy un animal de costumbres tal y como reza el adagio popular. Me detallé que la ausencia de las personas pasa y por mucho cariño y apego personal que se tenga, al final los sentimientos o mueren o pueden cambiar hacia la persona.
Por momentos pienso que es notable y demasiado importante que el ser humano esté constante comunicado con su entorno y adaptado a ese medio en el que siempre ha hecho su vida; sin embargo, también me doy cuenta que estar todo el tiempo comunicado también puede resultar siendo algo traumático. 
Evidentemente soy seguidor de las redes sociales y de las noticias relacionadas con el acontecer mundial y sobre todo, de mi entidad, mi Táchira, y de los lugares que visito de modo que al acumular la mayor información posible, minimice los riesgos en determinados sitios y pueda rendir el tiempo de la mejor manera. 
Aquí, preparando nuevamente la maleta para emprender mi viaje al norte del estado Táchira, me doy cuenta que la cantidad de objetos que creí eran de gran utilidad, en verdad son un estorbo para mi desempeño en el trabajo. El motivo por el que trato de llevar en el mejor orden posible esta bitácora de viaje es por el temor a que con el paso de los años me olvide de los detalles y las cosas que vi en mi querida Venezuela. 
Que la familia pesa al momento de uno despegar es totalmente cierto, el problema es que la familia también tiene su vida individual. No nos digamos mentiras, el mundo está lleno de individualidades y escasamente cuando se tienen necesidades es que se recurre a su contemporáneo; sinceramente no creo que el concepto de amistades y familia estribe en eso, no puede ser algo tan modesto y mínimo.
No sé cuantos años me tenga Dios para vivir pero creo que hasta la existencia de otro medio alternativo para hacer mejor memoria de las cosas, Blogger y las redes sociales serán mi compañía en estos viajes.
Dios quiera que este viaje sea más productivo y duradero. A pesar de las dificultades y vicisitudes que tiene el camino y la ausencia de las personas y las cosas, me doy cuenta que estando fuera de casa es que realmente se valora lo que se tiene.
Amanecerá y veremos.