El día comenzó muy frío, algo que no me tomó por sorpresa en estos lares pero que a uno como visitante le lleva un tiempo adaptarse.
Regresé a San Simón más tarde de lo previsto porque, como dije en líneas anteriores, quedé admirado de la belleza de este lugar, todas son productivas agrícolamente, pero existe una perfecta comunión con el medio ambiente de modo que todas las partes se ven beneficiadas. Por primera vez en mucho tiempo, me dejé llevar por los impulsos, redacté mi informe lo más rápido y mejor que pude, hice mis compras en San Simón y retorné a la carretera.
La primera desviación que tomé de regreso me llevó a Laguna de Las Palmas, un caserío de verdor exhuberante donde el premio más destacado es una laguna de agua gélidas fielmente custodiadas por don Rosendo Altuve desde hace más de medio siglo y antes de él, por sus ancestros desde tiempos inmemoriales. En Laguna de Las Palmas es abundante la producción de fresas y moras, no descuidando la importante producción de cilantro, lechuga y papas. Las residencias son todas construidas en con tierra pisada y se encuentran separadas por distancias considerables la una de la otra pero lo resaltante de todo esto es que no abandonan sus tierras por nada del mundo.
Siguiendo de regreso a Pueblo Hondo, en horas de mediodía, llegué a la que pensé era la entrada a mi destino y más tarde me di cuenta que en verdad era un sector de Pueblo Hondo, se le conoce como Pueblo Encima, localidad con una producción agrícola destacable y con una industria ganadera en expansión, se ven mucho las razas de ganado lechero.
La neblina y el frío son fiel compañía en estos lugares, tal vez por ello el profundo recogimiento de los habitantes en un entorno donde a duras penas se escucha el sonido del viento y el mugido distante de alguna res; la calma y la paz son parte de la vida allí. Pese a estar aislado, podría decir que la autodeterminación de Pueblo Encima es tal que cuenta con una iglesia propia erigida al Divino Niño de Pueblo Encima.
A eso de las tres de la tarde llegué a Pueblo Hondo, no porque el camino fuera así de largo sino porque consideré tomarme mi tiempo para conocer y despejar la mente de tantas cosas en Pueblo Encima.
Pueblo Hondo también es un sitio muy tranquilo, hay nulo o casi nulo tráfico vehicular pese a que sus habitantes cuentan con envidiables vías de comunicación, ello en gran medida a que solo se utilizan los vehículos los días de mercado en La Grita, San Simón, La Tendida y Bailadores, esta última en el estado Mérida.
Aparte del ambiente, destaco la iglesia como el lugar más importante del pueblo; las casas son típicas de la zona campesina andina pero eso sí, todos sus habitantes son muy cordiales y atentos con los visitantes.
Me di cuenta también que esta localidad es destino de grupos de excursionismo y montañismo como antesala a quienes desean conocer y pernoctar en las cumbres de los páramos El Batallón y La Negra. Tuve la oportunidad de llegar al mismo hostal de ayer aunque hoy me tocó compartir habitación con un grupo de senderistas de la Universidad del Táchira.
En resumen, estoy gratamente sorprendido por la calidad y cuidado de estos parajes que pensé, no existían en el Táchira, ojalá que las nuevas generaciones valoren todo ese esfuerzo y trabajo que hacen quienes hoy moran en estos lugares y también los mantengan como su patrimonio; yo siempre lo he dicho y lo mantengo, envidio la vida de los campesinos porque pese al trabajo, en el campo siempre hay paz.
Amanecer en la Trasandina
Vía hacia Laguna de Las Palmas
Casita de Laguna de Las Palmas
Laguna de Las Palmas
Pueblo Encima visto desde la Trasandina
Páramos de Pueblo Encima
Iglesia del Divino Niño de Pueblo Encima
Potreros de Pueblo Encima en la vía a Pueblo Hondo
Potreros
Conjunto de la plaza Bolívar y la iglesia de Pueblo Hondo
Iglesia de Pueblo Hondo
La noche en los páramos del Táchira