Apenas ayer hubo buen tiempo en San Antonio y antes de caer la noche, a mi regreso de la ciudad de Cúcuta, adonde acudí a hacer unas compras, me encuentro con un diluvio que se prolongó durante al menos dos horas contínuas. La ciudadela de La Parada se encontraba a casi medio metro bajo aguas por el desbordamiento del río Táchira y hasta bien entrado el día de hoy, el incremento del caudal del río limítrofe sigue aumentando, igual sucede con la quebrada La Dantera, esta última una fuente hídrica que de siempre ha preocupado a la población fronteriza.
Hasta ahora, no se han producido cifras que lamentar ni mucho menos se ha elevado un número de damnificados que movilizar y mucho menos se han cuantificado las pérdidas económicas en un sector tan dinámico como la frontera colombo-venezolana. Si lamento que hace apenas unos días anunciaba que por el asueto de semana santa era bueno que se conocieran destinos pocos conocidos del Táchira y llegué a citar a Villa Páez, Delicias e incluso a la aldea de Betania. En horas de la tarde me enteré que las mencionadas aldeas han quedado incomunicadas entre sí a causa de los deslizamientos de tierras y que apenas Delicias cuenta con acceso desde Junín.
Por ello hoy me vi en la necesidad de movilizarme a tierras un poco más altas. Mi intención real era regresar a San Cristóbal y planificar una nueva ruta que muy probablemente serían los páramos; sin embargo, también me di cuenta que ciudades como El Cobre y La Grita también se encuentran bajo serios problemas de vialidad. En vista de todo, me limité únicamente a esperar y esperar y esperar en la cola de automóviles hasta que escampara y cuando al fin la lluvia cesó, estaba en la entrada a la residencia de El Benemérito Juan Vicente Gómez. Nunca antes había venido a este lugar y decidí ingresar no sin antes asegurar mi hospedaje en un hostal de El Recreo.
La población de La Mulera prácticamente se limita a lo que es la casa del expresidente venezolano y sus alrededores no son más que vastas tierras medianamente explotadas agrícolamente. Evidentemente el invierno ha hecho que el lugar no sea tan visitado en estas fechas; sin embargo, en lo poquísimo que pude apreciar me dí cuenta que el lugar se encuentra muy organizado y me consta de que en él funciona un museo, pero será hasta una nueva oportunidad que lo visite porque a la hora que pude acceder a la Hacienda este ya se encontraba cerrado.
Aquí les dejo tres fotografías de la zona porque la lluvia nuevamente empezó a caer.
Panorama desde La Mulera, al fondo el cerro Las Adjuntas
Estatua de Juan Vicente Gómez a uno de los costados de su residencia
Al fondo, la lluvia y la noche hacen sus estragos. En primer plano, hacienda La Mulera en todo su esplendor