sábado, 26 de junio de 2010

Timotes, Mérida

La torre elevada de una iglesia que se divisa desde lejos, por sus nítidos perfiles, nos anuncia el próximo pueblo en nuestro recorrido por el valle del Motatán. Un pueblo alejado de la capital, ubicado en el extremo norte del mapa, muy cercano al límite de Mérida con el estado Trujillo. Los altos páramos que le rodean atestiguan su pertenencia a la región mítica de los Timotes.
Es Timotes, que nos sorprende con su fresca presencia de sustancia vegetal, en donde convergen los aromas del cilantro y el cebollín, de sus huertas bien regadas. Pueblo aferrado por sus raíces históricas, culturales y geográficas a Mérida. Fue lugar de asiento de los Timotes: los primeros pobladores de los Andes Venezolanos. Desde los tiempos primigenios en que se cultivaban las laderas de los cerros con la técnica de las terrazas, ha sido cuna de hombres trabajadores de acendrada vocación agrícola.
La población se ubica sobre una meseta, a 2.025 metros de altitud y se encuentra a solo 10 Kms de Chachopo, al igual que el anterior pueblo, este está bordeado por el caudaloso río Motatán. Timotes es pueblo de típico sabor andino, de casas ancestrales de tapias, amplios solares y tejados añosos que nos transportan al pasado. Enmarcado en una región sumamente fértil, posee un clima agradable con una temperatura promedio de 16°C.
Timotes es el pueblo más populoso del todo el páramo y a su vez funge como capital del municipio Miranda, con las parroquias de La Venta, Chachopo y Piñango. El pueblo es atravesado por la carretera Transandina y dista a 120 Kms de la ciudad de Mérida.
En el pasado fue el límite con el Nuevo Reino de Granada, del cual formaba parte Mérida, y la Provincia de Venezuela.
Al entrar a Timotes nos recibe su pequeña Plaza Miranda donde se destaca una capilla de construcción sencilla. Más abajo nos sorprende su hermosa Plaza Bolívar, sembrada de frondosos pinares bajo cuya sombra nos detuvimos a descansar. En el centro de la misma, la presencia indefectible de una estatua de Bolívar concentra la atención de nuestras miradas. Su vieja iglesia de esbelta torre se yergue airosa por sobre los tejados del burgo que duerme la siesta del atardecer. El templo de Santa Lucía data de 1600, cuando era apenas una pequeña capilla dedicada al adoctrinamiento de los indígenas. Desde entonces ha sufrido muchas modificaciones, siendo la última en 1916, cuando adquiere sus rasgos actuales con su hermosa torre octogonal y su interior de robustas columnas de mármol y techo de madera.
Timotes es un importante centro de acopio de productos del campo. De aquí parten los camiones cargados de las hortalizas del páramo hacia los mercados de Caracas, Barquisimeto y Maracaibo. Esto, por supuesto, le da cierta prosperidad al poblado, la cual se refleja en la cantidad de comercios que se amontonan en sus dos calles principales. El olor a ajo, tomates, fresas y demás vegetales recién salidos de la tierra húmeda, mezclado con la brisa que viene del Motatán se va entre los sacos y guacales a perfumar los mercados de las grandes ciudades con los aromas de Los Andes. Una labor muy loable para un pueblo, sin duda alguna, la de dar alimentos sanos y nutritivos al resto del país.

Puerta de piedra de Santa Rita, subiendo hacia Timotes
Una posada entre las nubes
Los páramos del Motatán
Estos parajes andinos tienen la cualidad de entrar en la retina y grabarse
en la memoria para siempre
Hacienda en Santa Rita con su lago artificial
Las montañas de Timotes
Capilla en honor a San Benito
San Benito, patrono de varios pueblos andinos
Una capilla en los páramos
Entrando a Timotes, el afiche corresponde a Santa Rita
Una de las mejores iglesias que he visitado, la Basílica menor de Timotes
El incólumne Bolívar rodeado de timotenses
Interior de la Basílica menor de Timotes