El Águila o como ahora se conoce, Collado del Cóndor, es una de las elevaciones más importante de las cumbres merideñas; es motivo de orgullo para los venezolanos porque su carretera constituye una de las obras de ingeniería más trascendentales en el continente americano pues este constituye el tramo carretero pavimentado más alto de Sudamérica.
Este sitio ofrece unas vistas únicas y como destino turístico, juega un rol protagónico en el estado Mérida, llegan personas de todas las latitudes, algunos solamente por conocer, otros lo utilizan como sitios de entrenamiento para escalar las cumbres más altas en su régimen de adaptación, pero en fin, es muy raro no ver personas allá.
El ambiente paramero da la sensación de vacío y soledad, en algunos tramos de la carretera sólo se escucha el paso del viento entre los cañones de las montañas.
La Venta es una zona agrícola de alta montaña y es el enlace con el cercano pueblo de Chachopo. Lo relevante hasta este punto es que Piñango, a pesar de ser un pueblo tan pero tan pequeño, es un sitio al que llegan todas las mercancias que se producen en el oriente merideño. Parece ser que he subestimado mucho a algunos pueblos con respecto a su apariencia.

La carretera Transandina

Un campo abandonado por las heladas de hace 20 años

Cada vez más cerca del Águila

Páramo arriba la carretera sigue

Y ya empieza la niebla

En lo más alto del Águila

Hasta aquí, a 4.100 metros, llega la fe

El Águila bajo el nuevo nombre, chavista por cierto

Emily Sanabria y yo, casi morado del frío

Monumento al Águila, al fondo los comercios en pleno apogeo

Mercedes Ibarra posando

Una laguna en la vía de regreso a Piñango

La laguna y la carretera

Cascada de Iraisoz llegando a La Venta

Abajo La Venta, si seguimos, Chachopo

Lo que más me gustó de La Venta, esta capilla