miércoles, 9 de junio de 2010

Ejido, Mérida

Conocida como “La ciudad de la miel y de las flores”, este título se debe a sus tradicionales panelas con las que se preparan los dulces caseros de higo, leche y guayaba, así como la rica miel y las flores provenientes de sus campos. Desde la época colonial en Ejido se procesa la caña en los trapiches, para producir las panelas que sirven para endulzar los platos de la cocina típica del Estado Mérida.
Hacia el suroeste de la Ciudad de Mérida, después de recorrer unos treinta kilómetros desde Acequias, nos encontramos con esta ciudad dormitorio.
Algo que desconocía de esta ciudad era que en sus alrededores abundan los cultivos de caña de azúcar que se prolongan desde las fértiles tierras del Chama hasta la parte montañosa. Ejido tiene una población de 57.573 habitantes que en su mayoría trabajan y estudian en la cercana Mérida.
La ciudad está dividida en dos sectores por la Avenida Centenario. Hacia la parte de arriba de dicha avenida se ubica el casco central del viejo Ejido, el cual consiste de dos calles paralelas bastante largas, llamadas Fernández Peña y Bolívar atravesadas por unas catorce transversales cortas. La Avenida Fernández Peña que corre en sentido este-oeste, nos conduce hasta la Plaza Bolívar en el casco central.
En los alrededores de la Plaza Bolívar se percibe un ambiente de pueblo andino por la presencia del mercado municipal y las tiendas que ofrecen todo tipo de mercadería, como cestas de fibra vegetal, relucientes machetes, ollas de barro, cobijas de lana, sacos de maíz, ramilletes de flores, etc. Muchos campesinos bajan de las aldeas vecinas a vender sus productos al mercado y a comprar los artículos manufacturados que no se consiguen en el campo.
La plaza Bolívar de esta ciudad me hace recordar la de Santa Ana del Táchira, obviamente salvando las distancias pues esta es mucho más limpia, pero la analogía se debe a que todas las unidades de transporte que se dirigen hacia las aldeas de Ejido se estacionan alrededor de la plaza y el mercado. Estos viejos jeeps, se reconocen por la gran cantidad de equipajes que llevan sobre el techo, como por ejemplo, bultos de papas, pacas de panela, racimos de cambures y otras cosas; además, sus vidrios están llenos de polvo y sus cauchos cubiertos por el barro de los accidentados caminos que deben transitar.
Enfrente de la plaza vemos la bella Iglesia Matriz de Ejido, dedicada a San Buenaventura. De aspecto neoclásico, fue terminada de construir en 1907. Esta iglesia llama mucho la atención por sus dos torres, la primera tiene cuatro relojes y la otra un gran campanario. El techo es a dos aguas y una gran cúpula sobre el ábside le dan mucha fuerza y peso a la estructura. Su interior es bastante suntuoso, tiene gruesas columnas lisas pintadas de color negro imitando el mármol, las cuales sostienen el techo mediante unas arcadas. En las paredes laterales se aprecian unos vitrales hermosos de motivos geométricos y florales. En la parte inferior de cada vitral se observan los nombres de las familias que, en algún momento, los donaron. Caminando hacia el altar, se abren un par de capillas laterales dedicadas a algunos santos. El altar mayor contiene un retablo hecho de mármol blanco, con tres nichos que contienen las imágenes de San José y la Virgen Inmaculada hacia los lados, y San Buenaventura en el centro.
La Plaza Bolívar está circundada por algunas casas coloniales de dos pisos, el edificio de la alcaldía, la Policía, la Clínica y el portón de acceso al mercado. Como hoy solo hubo la necesidad de trabajar en la mañana, me dediqué a turistear por el pueblo siguiendo la Avenida Bolívar, y me encontré con una pequeña plaza dedicada a Justo Briceño, bajo la sombra protectora de dos enormes robles y un samán. Un jardín de rojos capachos le da colorido al contorno. Enfrente vemos una casa muy antigua con un portón azul. Es el Museo Histórico Religioso de Ejido que contiene la colección de objetos de Don Paco Ortega.
Más adelante está la Plaza Campo Elías y enfrente de ésta la Iglesia de Montalbán, muy moderna en su estructura, a excepción de su única torre, semejante a la de la Catedral de Mérida. Aprovechando la cercanía de la posada en la que nos registramos, visité la Casa de La Cultura o Fundación Hacienda El Pilar de Ejido. Es una casona de hacienda del siglo pasado, muy bien conservada. En su interior destaca un pequeño patio rodeado de corredores con galerías de techo de teja sostenido por columnas de madera. La fuente de agua, las flores de capacho y las matas de granada rodean primorosamente este recinto refrescándolo con su verdor en las horas más calurosas del día. Hacia la parte posterior, en el solar, hay otro patio mayor cubierto de viejas lozas de terracota, en sus ambientes abiertos hay cómodas mecedoras y sillas de mecate tejido que nos invitan al descanso y a la meditación permitiendo escapar al bullicio y la agitación de las calles vecinas. Aún permanecen en pie en los terrenos aledaños a la casona, como mudos testigos de una época de prosperidad, las ruinas de un viejo acueducto que transportaba el agua desde una acequia hasta la Hacienda. Al pie de este acueducto vemos las ruinas de lo que fuera un trapiche movido por agua. Más allá del patio, donde el viento mece las ramas de un viejo bucare, los pájaros entonan sus cantos vespertinos.
Ejido es tierra de artesanos. En los caseríos de Los Guáimaros, Aguas Calientes y Pozo Hondo se producen piezas de cerámica rústica hecha a mano, siguiendo los métodos tradicionales de los indios, sin el uso del torno y quemándola en hornos de leña. Son famosas en todo el país sus vajillas de barro, candelabros, figuras animales y otras piezas de gran valor artístico confeccionadas por estos artesanos populares. También se pueden conseguir en el mercado, esteras, cuatros, maracas y cestas fabricadas en la región.
Cerca de Ejido, en Aguas Calientes, existen unos manantiales de aguas termales, ricas en sulfuro. Lamentablemente, el lugar no ofrece las condiciones mínimas de seguridad para los usuarios.
El origen de esta ciudad, según lo leido por Internet, se debe al reparto de terrenos ejidos que hizo el Cabildo de la ciudad de Mérida en el siglo XVI. Estas tierras se asignaron a algunas familias notables de Mérida, leales a la Corona Española. En sus predios sembraron la caña de azúcar y explotaron sus haciendas y trapiches con la mano de obra de algunos esclavos negros y en ocasiones con indios, lo cual estaba prohibido por las leyes de las encomiendas.
En la actualidad, Ejido ha crecido mucho debido a su cercanía con Mérida. Se han formado populosas barriadas en forma bastante rápida y caótica y con muy poca planificación urbanística, a excepción de un centro comercial nuevo, en la Avenida Centenario, bastante funcional y algunos conjuntos residenciales de edificios de pocos pisos. Este desarrollo ha traído una serie de problemas como la falta de servicios adecuados de agua y transporte. También se ha producido una proliferación excesiva de pequeños talleres y comercios que le ha quitado espacio a las zonas residenciales del centro de la ciudad.
En lo personal, a pesar de contar aquí con todas las comodidades que uno podría desear, prefiero los pueblos a Ejido, no porque no me haya gustado la ciudad, porque la parte antigua de la ciudad es memorable; más bien pienso que la falta de unas correctas políticas administrativas en Ejido han contribuido a que la ciudad sea solo eso, una ciudad dormitorio, sin mayor cosa que ofrecer que la sombra de Mérida.

Ejido visto desde Acequias
Entrando a la ciudad ya tarde
Iglesia de Montalban de noche
El interior de la posada
Estos amaneceres en Mérida, ya me estoy acostumbrando a ellos
Otra vista de la posada
Montalban de día
Haciendo ingreso a la hacienda La Milagrosa
Una tímida perezosa
Como dice la canción, cumplida la tarea se retira el ministro...
Restaurant El Sabor del Llano
Parque Justo Briceño
El mercado artesanal de Ejido
Lo moderno, el trolley bus, aquí la torre de control
Estación principal del trolley bus de Mérida
Otra vista, a todas estas, cómo trabaja el trolley bus si aquí casi todos los días se va la luz?
Vista posterior de la Iglesia Matriz
Bolívar y la Iglesia Matriz
Boulevard del Estudiante, bonito para pasar el rato
Detalle de Capilla y busto de Bolívar en La Mesa
Llegando a la posada, otra vez esta iglesia captó mi atención... Montalban
Oficinas del Diario Frontera en Ejido