viernes, 25 de junio de 2010

Chachopo, Mérida

Ubicado a 2603 metros sobre el nivel del mar y a 105 kilómetros de Mérida. Chachopo surge después de un recodo en la carretera, a las orillas del Motatán. Bajamos y subimos por sus calles pendientes que se esconden entre la niebla y nos detenemos en su pequeña Plaza Bolívar animada por los vivos colores de sus flores primorosamente cuidadas: capachos, gladiolas, pompones, rosas, dalias y crisantemos. El ambiente a nuestro alrededor nos invita a descansar después de una corta jornada de viaje por carretera. Nos sentamos en uno de los bancos de la plaza a disfrutar del aire puro, del paisaje y de la luz diáfana que ilumina los lomos de la montaña. Nuestra mirada no se cansa de detallar las cosas; los campos ajedrezados en distintos matices de verde, la estampa bucólica de los bueyes arando la tierra y las casas de viejas tapias con anchos aleros.
Ciertamente Chachopo es un remanso de paz en la cordillera, muy cerca del cielo. La iglesia del pueblo presenta una fachada rematada en un frontis triangular y una torre de campanario que termina en una enorme cúpula. En su interior destaca el altar cuya base es un águila tallada en mármol.
Entramos a una bodeguita cerca de la plaza y nos tomamos un calentao: un licor dulce, preparado con aguardiente de caña o miche, panela, anís, canela y clavos de olor. Se toma en vasos muy pequeños y sirve para quitarle a uno el frío rápidamente.
Aquí se le rinde homenaje a San Benito y es protagonista en casi todas las festividades del pueblo. Una de las tradiciones más arraigadas en Chachopo son los famosos Giros de San Benito o grupos de danzantes ataviados con trajes blancos y cintas multicolores que bailan sin cesar por las calles y plazas de la localidad hasta el atardecer, lamentablemente estas festividades solo tienen lugar en el mes de diciembre.
En Chachopo y sus alrededores se cultivan hortalizas de todo tipo como alcachofas, calabacines, papa, coliflor, zapallo y lechuga, así como también las flores que son muy cotizadas en el centro del país. Trabajan la agricultura en forma tradicional debido a las dificultades topográficas de la zona, con fuertes pendientes de hasta 60 grados. El arado se hace con bueyes y para salvar los precipicios se usa la tarabita: un cajón de madera colgado de unas guayas que se desplaza por sobre el cauce de los ríos. Sin embargo, se abusa del uso de fertilizantes y plaguicidas sin tomar las medidas de seguridad del caso. Se han reportado casos de intoxicación y envenenamiento por el uso de productos muy contaminantes. Algunos de ellos ya han sido prohibidos en los países que los fabrican.
Históricamente este pueblo data de 1581 y su etimología es de "Camino de Nieblas", no hay margen de dudas a este nombre.

De La Venta hacia Chachopo
El pueblo es bonito y llamativo, pero quien no se queda con esta plaza Bolívar
Otra más desde la plaza Bolívar
Y otra
El campanario del pueblo al regreso del trabajo
Iglesia de Santa Lucía
El altar
De nuevo en plaza Bolívar
Y otra más
Así son las calles en Chachopo. Agrestes pero muy floridas
Los verdes campos a lo largo del Motatán
El Motatán y los niños de Chachopo son los únicos que rompen el silencio
El pueblo, sencillamente espectacular