martes, 8 de junio de 2010

Acequias, Mérida

Transitando por la misma vía en la que accedimos al pueblo de San José del Sur, pero esta vez en retorno hacia la ciudad de Ejido, hace su aparición un pequeño pueblo enclavado en la cordillera andina merideña. Se trata de Acequias, tierra de raíces tan ancestrales como los primeros pobladores de Venezuela, testimonio de ello son las ruinas de Mucuño, no muy distantes del emplazamiento de la actual aldea.
Según las leyendas locales, estas tierras sólo pudieron ser arrebatadas a los aborígenes por la misma naturaleza; sin embargo, la Acequias actual es un pueblo que no dista mucho de las antiguas tradiciones, parece sacado de un libro de historia y sus pobladores seres mitológicos perdidos ya en los recuerdos de las nuevas generaciones.
De clima frío y seco, desde la parte alta de este pueblo se pueden divisar las cumbres andinas; es muy fácil identificar a los picos Bolívar y Humboldt. En el punto carretero más alto en esta vía, es posible incluso distinguir la zigzagueante carretera transitada y el camino a tranistar para llegar a Ejido y Las Gonzáles.
La principal actividad esconómica de Acequias es, como en la mayoría de los pueblos andinos en los que he trabajado, el agro; con la diferencia que aquí existe una cultura de conservación y perfecto mantenimiento y hestión de las tierras que hace destacar a esta colectividad de las demás.
El pueblo se desarrolla en torno a la iglesia en honor a San Pedro y es esta la estructura más alta de toda la población. Otra cosa que hay que destacar es el sistema de distribución de las aguas en el pueblo, este nos remite a la cercana Laguna Perdida, fuente hídrica nutrida por un sinnúmero de pequeños riachuelos y afluentes y cuyos canales naturales de irrigación drenan y surten a casi todas las casas del sector.
El pueblo cuenta también con cómodas instalaciones para el descanso y reposo en las que es posible degustar de una típica comida andina. Mención aparte merece la calidez de la gente que habita estos lares y, para cerrar con broche de oro, existe también una pequeña instalación que se dedica a la conservación del acervo histórico de los pueblos montañeros de Mérida, es el subvaluado Museo de los Objetos Antiguos y es una institución seria y que es directamente administrada por la Corporación Merideña de Turismo, en este museo se atesoran invaluables objetos que formaron parte de la cotidianeidad de estas tierras, en su interior también existe un minucioso registro del archivo del pueblo y una pequeña colección de piezas de oro aborígenes. De acotar que, está prohibido tomar fotografías porque las luces que emiten las cámaras pueden dañar las sensibles muestras allí almacenadas.

Una de las innumerables vistas que se pueden captar desde la carretera hasta Acequias
Vista del cerro Tierra Negra, sede de las primeras instalaciones visitadas
Un labriego en sus faenas matutinas
A lo lejos, el imponente pico Bolívar
Tramo de la carretera San José del Sur - Acequias
El Humboldt
Vista de Acequias desde la distancia
Ruinas de Mucuño y su pequeño microbioma de xerófilas
El antiguo horno utilizado en tiempos coloniales, cerca la segunda estación de trabajo
Esta imagen vale más que mil palabras... Amén
En medio del verde, Acequias
Uno de los aspectos que resalta en el pueblo es que todas las casas son blancas
Iglesia de San Pedro
Mercado Público del pueblo, trabaja solo los domingos
En sus calles es destacable el ornato y aseo
Laguna Perdida
Laguna Perdida a las dos de la tarde
Otra más de la laguna
Algunos de los pequeños riachuelos que drenan a la laguna
La gente de Los Andes, infatigable en el trabajo
Última vista del pueblo desde la plaza antes de tomar camino a Ejido
Salida de la Hacienda El Topón, quinto sitio censado