El primero de ellos fue el robo de nuestros celulares en Jacura. Desde ahí buscamos salir, luego del buen susto que nos llevamos, a unas zonas más transitadas, pero en la localidad de Mirimire se nos dañó el alternador de la camioneta y nuevamente quedamos a la deriva, es en ese momento cuando mi esposa decide ponerle fin a su carrera por Falcón y regresa a la casa con las niñas, una de ellas con una herida en la pierna luego de una caída.
Yo en cambio seguí porque además de ser mi forma de vida, es mi trabajo viajar.
Llegué el pasado domingo a San Juan de Los Cayos, un pueblo costero cabecera del municipio Acosta.
Tenía un concepto muy diferente de esta localidad. A decir verdad, me imaginé una zona mucho más turística de lo que es y con mucho más dinamismo comercial. No es así. San Juan de los Cayos está hermanada con otro pueblo llamado Boca del Mangle para hacer un centro urbano más o menos estable.
Tiene espacios bien definidos y su principal fuente de ingresos viene del turismo que, como ya les dije anteriormente, puede desarrollarse mucho más. Los atractivos naturales están a pedir de boca ya que cuenta con playas privilegiadas, con un río de aguas pristinas y con una laguna marina que es hábitat de varias especies de aves marinas tanto lacustres como marítimas. Nunca antes había visto flamencos, al menos no en libertad y aquí es posible observarlos.
Da la bienvenida al pueblo una colorida estatua de San Juan Bautista. En algunas zonas de su casco central se pueden observar algunas casas coloniales que sobreviven al paso del tiempo, gran mayoría de ellas en perfecto estado. Ojalá algún día este pueblo deslumbre y aproveche su potencial porque sí que lo tiene.
Entrando a San Juan de los Cayos
Iglesia y plaza Bolívar de San Juan
Vestigios de su rico pasado colonial
Colonia de flamencos en la laguna La Salina
Flamencos de La Salina
Una toma del pueblo Boca del Mangle
Un poquito de playa no hace daño a nadie
Atardecer en San Juan de los Cayos, la noche estuvo muy lluviosa