Otro de los detalles que me percaté es que las grandes ciudades del estado Yaracuy se encuentran divididas por las principales autopistas del país, eso sin llegar aún a San Felipe, la cual desconozco.
Lo primero que pude ver al llegar a Chivacoa fue la estatua de María Lionza sobre la danta, personaje de la mitología a quien se le rinde culto en la cercana montaña de Sorte.
Chivacoa es, como dije anteriormente, una ciudad muy activa donde el comercio de los productos agrícolas de entidades cercanas es el principal motor de su economía. Existen varias entidades bancarias y si nos ponemos a ver, su estratégica ubicación la posiciona en el cruce de varias aldeas productivas y los principales mercados del país a través de la carretera Panamericana.
Antiguamente esta ciudad estuvo interconectada con los mercados del Caribe gracias al Ferrocarril de Puerto Cabello, el cual tenía una de las estaciones en la localidad. Esta estación aún se conserva y, de hecho, parte de los vagones y las líneas férreas también existen todavía.
Despúes que salí del estado Lara, tenía tiempo de no ver espacios dedicados a las artes. Aquí existe una Casa de la Cultura. También llama la atención, más que todo por el valor arquitectónico, el hospital Dr. Tiburcio Garrido, el cual es bastante grande, destaco que también es motivo de orgullo de los yaracuyanos ya que es el mejor dotado y operativo del Centro del país.
Otro ambiente es el que se vive en la plaza Bolívar y sus alrededores. Fácilmente te das cuenta que el crecimiento de la ciudad dependió de la ubicación de esta plaza. A modo de contorno existe la prefectura del municipio, también se encuentra la comandancia de la policía municipal y la iglesia de San José, todo un espectáculo que vale la pena conocer.
Esta plaza es una de las más espaciosas y mejor distribuidas de las que he podido conocer. Tiene muchísimo tráfico de personas por la gran cantidad de comercios que la circundan. Como detalle peculiar, aquí no aparece nuestro Libertador Simón Bolívar vestido de traje militar ni a caballo, la estatua del padre de la patria está de civil y en una suerte de pedestal cónico.
Luego de conocer lo más importante de la ciudad decidí viajar a Sorte, el principal centro de la santería en el país. Cual no sería mi sorpresa al percatarme de la existencia de una laguna que ofrece todo un santuario a la fauna y flora local, se trata del embalse de Cumaripa, totalmente desconocido para mi, incluso nunca leí sobre él en ningún libro o revista.
Ya camino a Sorte me consigo con otra de las caras de Chivacoa, una selva completa donde lo único que indica civilización es la carretera y los altares en honor a María Lionza y muchas otras divinidades de la santería venezolana. Aquí llegué yo por curiosidad en una parada que para mi, era impostergable. Siempre quise conocer el por qué era tan famosa la localidad y bueno, ya lo supe.
Aquí les dejo las fotos de un sábado inolvidable en la geografía yaracuyana.
Estatua de María Lionza en la autopista a Chivacoa
Entrada a Chivacoa