Fueron apenas siete minutos de viaje recorriendo la franja litoral del oeste falconiano y cuando se nos presentó, quedamos literalmente sorprendidos por la belleza de las playas pese a funcionar, relativamente cerca, el principal astillero de Venezuela, Astinave.
No pude indagar mucho sobre la historia del pueblo; sin embargo, me parece que poco a poco va cobrando importancia el turismo y se están dejando de lado las opciones comerciales del pasado, todo esto por la influencia de la industria petrolera y los astilleros, los cuales le han inyectado muchísimo dinero a esta incipiente economía.
La pesca y el turismo son las actividades económicas de los menos favorecidos, destaco que el pueblo tiene casas coloniales muy bonitas y bien ornamentadas en su casco histórico. También debo resaltar que para mi fue muy novedoso el Parque Eólico de Paraguana, el cual se encuentra a lo largo de la vía que nos comunica con Villa Marina.
Hay dos monumentos que llaman la atención a todo el que visita la localidad, la Plaza Bolívar es uno de ellos porque es casi con seguridad, el único espacio bien arborizado de la zona y el otro, el Monumento a La Armada, el cual es un águila que está al acecho de su presa, representando la bravura del ejército venezolano en la Batalla del Lago de Maracaibo durante la causa independentista.
Es poco lo que se puede decir de esta localidad; sin embargo puedo asegurarles una cosa, sus playas valen la pena la travesía.
Escultura a la salida de Villa Marina
Parque Eólico de Paraguaná
Iglesia de la Virgen del Valle
Plaza Bolívar
Casa Waanabe
Belleza colonial taquense
Astinave
Vista del parque eólico de Paraguaná desde Astinave
Plaza de la Marina
Casco colonial taquense