No me quedó muy claro el nombre real de la zona, para algunos este es el Cabo San Román, para otros es Puerto Escondido; sin embargo debo reconocer que sus playas son inigualables.
Llegué allí a eso de las tres de la tarde, buena hora todavía para darse un chapuzón mientras esperaba la llegada de mi familia desde Punto Fijo, de donde me habían dado la certeza de haber encontrado un hotel donde instalarnos esa y la noche siguiente.
El Cabo San Román, de aquí en adelante lo llamaré así, cuenta con playas que son frías pese a las altas temperaturas bajo las que se encuentra la Península de Paraguaná en estos días.
En un pequeñísimo recorrido que hice pude notar que además de las playas, los destinos de interés son más bien pocos. Resaltan la Cruz de San Román, algo deteriorada por estos días; el rompeolas y el faro del Cabo, instalado estratégicamente en el extremo más al norte del continente.
Desde aquí es posible ver las luces de Aruba en horas de la noche, este espectáculo es una de las razones por las cuales se reúnen muchas personas provenientes de diversas regiones del país y esperan horas y horas hasta la puesta del Sol.
Al llegar mi familia, me limité a comer unas empanadas de cazón y a efectuar la operación retorno hasta Punto Fijo. Fueron dos horas de viaje más pero definitivamente, el día fue anecdótico.
En el rompeolas del Cabo San Román
Anuncio de llegada al Cabo
La otrora cruz blanca del Cabo carece de mantenimiento
Casa de pescadores
Playas memorables e inolvidables
El barco encallado de Puerto Escondido
Últimas luces del día en el Faro
Cae el Sol
Ocaso en el Cabo San Román
Desgraciadamente ese jueves Aruba no se vio.