También a pocos kilómetros de Borojo se encuentra un caserío llamado Antúnez; lo conforman una pequeña cantidad de ranchos de madera, palma y pedazos de lona, que sirven de refugio temporal para los bañistas y pescadores de la zona.
Playa Antúnez tiene la particularidad de ofrecer unas playas pristinas y de arenas blanquísimas; de hecho, en algunas zonas se han formado pequeños cristales blancos producto del inclemente sol del lugar, acoto, no son pedazos de sal marina.
El trayecto hasta el caserío es difícil, hay tramos viales que están totalmente destrozados y ello ha motivado a que sean pocos los vacacionistas que lleguen al lugar. Claro, también resalto que no hay instalaciones turísticas que al menos brinden comodidad a los visitantes.
Lo bonito del lugar es la soledad y el peno esparcimiento que se puede tener.
Al momento de mi llegada e incluso antes de regresar a Borojo, tuve la playa totalmente a mi disposición. No había ningún otro bañista a la redonda.
La única sección habitada dista al menos 2 kilómetros de Playa Antúnez y se llama La Jagua; en sí, es un silo donde se almacenan los alimentos que se distribuyen en todo el occidente de Falcón.
Hoy regresé a Barquisimeto y de aquí enrumbaré a la ciudad de Caracas para finalmente viajar a Asunción, y allí cubrir lo referente al compromiso del Deportivo Táchira ante el Cerro Porteño del Paraguay.
Tengo muchísimas expectativas por el viaje y creo que ello ha motivado a que cada vez sea menos explícito con mis relatos. Obviamente, también juega un papel importante el hecho de estar en un sitio apenas habitable y donde se consiguen muy pocos suministros tanto para mi consumo como para el mantenimiento de la camioneta.
Como dirían los viejos: "Amanecerá y veremos".
Playa Antúnez tiene la particularidad de ofrecer unas playas pristinas y de arenas blanquísimas; de hecho, en algunas zonas se han formado pequeños cristales blancos producto del inclemente sol del lugar, acoto, no son pedazos de sal marina.
El trayecto hasta el caserío es difícil, hay tramos viales que están totalmente destrozados y ello ha motivado a que sean pocos los vacacionistas que lleguen al lugar. Claro, también resalto que no hay instalaciones turísticas que al menos brinden comodidad a los visitantes.
Lo bonito del lugar es la soledad y el peno esparcimiento que se puede tener.
Al momento de mi llegada e incluso antes de regresar a Borojo, tuve la playa totalmente a mi disposición. No había ningún otro bañista a la redonda.
La única sección habitada dista al menos 2 kilómetros de Playa Antúnez y se llama La Jagua; en sí, es un silo donde se almacenan los alimentos que se distribuyen en todo el occidente de Falcón.
Hoy regresé a Barquisimeto y de aquí enrumbaré a la ciudad de Caracas para finalmente viajar a Asunción, y allí cubrir lo referente al compromiso del Deportivo Táchira ante el Cerro Porteño del Paraguay.
Tengo muchísimas expectativas por el viaje y creo que ello ha motivado a que cada vez sea menos explícito con mis relatos. Obviamente, también juega un papel importante el hecho de estar en un sitio apenas habitable y donde se consiguen muy pocos suministros tanto para mi consumo como para el mantenimiento de la camioneta.
Como dirían los viejos: "Amanecerá y veremos".
Caserío La Jagua
Detalle de Playa Antúnez
Bohíos y casas de pescadores del lugar
Cae el Sol y mirando hacia el Occidente de Venezuela