jueves, 3 de febrero de 2011

San Cristóbal, Táchira

Desde la semana pasada hice una ligera interrupción a mi trabajo tal vez por causas futiles y triviales, pero sinceramente pueden más las tradiciones arraigadas en mi, que cualquier otra circunstancia; por ello me convencí de que quería disfrutar, como buen tachirense, de la feria de San Sebastián.
Realmente debo reconocer que fue una semana perdida hablando en circunstancias laborales y financieras en un plazo corto, más no fue así en circunstancias más lejanas y mucho menos en términos sociales y familiares. Lo digo porque después de casi un mes entero sin ver a mi familia, siempre es un gusto reencontrarse con las personas que tienen sentimientos sinceros hacia uno.
Un aspecto positivísimo para mi es que por parte del Diario La Nación recibí esta semana las credenciales para llevar mis apuntes a un encartado que saldría el venidero mes de diciembre, resaltando todos y cada uno de los lugares que he visitado. Tal vez lo mejor de todo es que nuevamente trabajaré con un equipo de reporteros deportivos profesionales, tal es el caso del licenciado Homero Duarte Corona, todo un maestro en la redacción de deportes del periódico, durante los compromisos que tendrá el Deportivo Táchira durante la copa Libertadores de América.
Pero volviendo al tema que me interesa, las ferias, confieso que no cubrieron ni cinco de mis expectativas; no sé, a mi parecer, creo que han perido muchísima notoriedad. Las distintas presentaciones de agrupaciones regionales, nacionales e internacionales, ya no fulguran como antes, ahora rozan casi en lo estridente y chabacano. Definitivamente un culto al ridículo. Con esta crítica no especifico a ningún artista en particular, hablo del todo en general; sino, se puede comprobar revisando en Youtube los distintos vídeos de la Coronación de la Reina de la Feria.
Aparte de todo, la ciudad se encuentra en un caos organizativo que parece agravarse con el paso del tiempo y al que las autoridades no refieren ningún caso. Deficiente el estado de las carreteras en el Táchira y en la ciudad, las calles son cráteres tras otro. La demarcación vial y la semaforización son otro problema más; al punto que puntos de tráfico álgido como la avenida Rotaria en su intersección con La Castra, no sólo carece de alumbrado público sino que no cuenta con ningún semáforo.
Algo que me pareció chistoso fue el eterno problema en Las Vegas de Táriba, para ser preciso, en el Distribuidor de Cordero, pues resulta que ahora existe allí una alcabala móvil que en vez de ayudar con el flujo vehicular, lo que hace es provocar mayor congestión ya que los fiscales tienen la orden de limitar el tráfico del transporte público y priorizar a los vehículos particulares. Y también en materia vial, para el Insólito Universo, sólo en San Cristóbal las calles del Complejo Ferial tienen árboles en la calzada.
Centrándome en otras áreas, destaco en esta Fiss 2011 la Expo-Industrial, ya que además de novedosa fue muy organizada; y como siempre, inolvidable la Feria Ganadera de Asogata. Ambos casos deberían ser tomados en cuenta como ejemplos de organización y proyección hacia el futuro.
Debo detallar que la mejor cara de la feria la dieron los eventos deportivos, desde las corridas de toros hasta la marathón de San Sebastián, esta última muy loable pues parece que se niega a fallecer por la falta de patrocinio. Hicieron falta los eventos de pesca en La Trampa y en el río Sarare. También es triste ver el pésimo desempeño, en todos los ámbitos, de la Vuelta al Táchira; hay muchos equipos locales con un nivel muy pobre y los pocos foráneos que vienen, se limitan a pasear por las carreteras venezolanas. La mayor crítica la centro en el comite organizativo de la Vuelta; no puede ser que hasta última hora estuvieran haciendo el trazado de la carrera y lo peor, sin siquiera verificar el estado de las carreteras por donde debía pasar la caravana ciclística. Producto de esa improvisación es que se ven los resultados como la suspensión, por primera vez en la historia, de una de las etapas en el estado Apure, porque el estado de la carretera no permitía que los ciclistas circularan en ella.
Estos días he estado diligenciando algunos papeles entre Cordero y San Cristóbal y por ello ha sido muy poco el tiempo que le he dedicado al blog. Sin embargo, el regresar a estas tierras me hizo ver con claridad lo limitados que somos los humanos ya que nos movemos en un mundillo donde lo vital es el dinero, dejando de lado a personas que pueden hacer nuestra vida de otra manera y olvidando el inmenso mundo que espera ser descubierto por nosotros.
Mañana me dirigiré a la ciudad de Cúcuta y quedo pendiente de empezar a hacer un trabajo especial para San Cristóbal en vísperas de sus 450 años. Será corto, pero bien hecho, eso sí.