Hoy casi no hizo calor, de modo que el recorrido no fue tan tedioso como el de días pasados. La brsia del Canaguá también refrescó el ambiente y aunque el río nos mostró su cara amable, no fue así hace unos años atrás cuando en una arremetida de sus aguas llegó hasta los predios de Ciudad Bolivia.
Luego de una hora de recorrido llegamos al anochecer a Ciudad Bolivia, tercera ciudad más poblada del estado Barinas y uno de los polos comerciales más activos de los llanos occidentales.
El crecimiento de esta ciudad tiene mucho que ver con su estratégica ubicación y el importante nodo de comunicaciones tanto marítimas como terrestres.
Si su crecimiento económico ha sido fructífero, no es así el plano estructural y arquitectónico; semeja mucho a un pueblo cualquiera y no ofrece ningún atractivo natural que motive al visitante a frecuentarla.
La organización administrativa de las haciendas depende directamente de la Alcaldía, por lo que los datos recogidos son confiables y fidedignos. Es por esta organización que tuvimos el gusto de recibir algunas diapositivas y asesorias que nos deberían facilitar el trabajo de ahora en adelante. Gracias a este mismo personal, pudimos participar en una jornada de control sanitario en algunas de las haciendas de su jurisdicción.
la monotonía del ambiente urbano en Ciudad Bolivia se rompió casi inmediatamente empezamos a entrar en la zona rural del municipio. Hicieron su aparición las garzas, las huidizas babas de río, los chigüíres y muchas otras especies que conforman la fauna nacional.
Desde aquí, ya no existen más los bosques de galería, todo lo que reslata a nuestra vista son las inmensas llanuras repletas de ganado separados entre propiedades por las alambradas.
A unos 30 Kms. de Ciudad Bolivia la calzada cambia abruptamente de asfalto a tierra y con ello de nuevo se hace lento el tránsito ya que la vía no es para nada uniforme.
Con la llegada del mediodía, almorzamos en plena carretera, en medio de la nada. Lo sorprendente fue que en todo el rato que estuvimos en el lugar, no pasó absolutamente nadie por ahí.
Son muy secas estas tierras y el viento también hace estragos levantando la polvareda de la carretera. Mucho más adelante hay una pequeña aglomeración de casas que tiene por nombre Calzada de Páez. Aunque nos parecía increible al principio, bajo este aspecto tan peculiar de las casas, había una realidad muy distinta. Habían nada menos que 2500 cabezas de ganado ¿Quién lo iba a creer?
La subsistencia de los calzadeños no se ve afectada a pesar de lo alejados que están de los centros médicos y comerciales de Ciudad Bolivia ya que a unos pocos kilómetros de ahí existe otro pueblo, este sí mucho más grande, que fuenge de centro de acopio de la producción de los calzadeños y poblaciones aledañas y lo distribuye hacia el Apure; se trata de San Juan de Canaguá, nuestro sitio de hospedaje de hoy.
A estas horas (cerca de las 10 PM), estamos un poco exhaustos por el día y sin embargo, no hemos podido dormir porque el mecánico del pueblo está reparando una avería en la camioneta y créanme, en estos sitios nadie quiere quedarse varado.
Detalle de la Troncal 5 a la entrada de Ciudad Bolivia
Río Canaguá
Patos del Canaguá, son una especie endémica
Entrada a Ciudad Bolivia
Esta toma me gustó porque lo del fondo es nada menos que el Pico Bolívar
Laguna en la carretera hacia San Juan de Canaguá
Un árbol repleto de garzas
Detalle de la carretera en Calzada de Páez
Detalle del caserío de Calzada de Páez
El ganado calzadeño
Río Canaguá
Patos del Canaguá, son una especie endémica
Entrada a Ciudad Bolivia
Esta toma me gustó porque lo del fondo es nada menos que el Pico Bolívar
Laguna en la carretera hacia San Juan de Canaguá
Un árbol repleto de garzas
Detalle de la carretera en Calzada de Páez
Detalle del caserío de Calzada de Páez
El ganado calzadeño