El frío y la lluvia regresaron en la madrugada de hoy en la capital del estado y me agarraron en plena vía hacia Peribeca, precisamente atravesando la localidad de Zorca.
Quise hacer un apartado en Peribeca porque esta localidad es, si no estoy equivocado, el pueblo típico más cercano a San Cristóbal, ubicado más o menos a unos diez kilómetros y que, a pesar de que es difícil decirlo pero toda crítica aquí es constructiva, cuenta con unas vías de acceso súperdestrudidas; de por si el mero hecho de atravesar Zorca ya es problemático, imagínense otros cinco kilómetros con una vialidad en las mismas condiciones de la salida de la ciudad.Peribeca cuenta con la mayor parte de sus calles empedradas y turísticamente se ha convertido en un polo donde cada rincón y espacio de la localidad atesora un atractivo que hacen del pueblo un lugar inolvidable.
La llegada a Peribeca significó también para mi un cambio de tiempo y con el transcurso de las horas a lo largo de la mañana fue aumentando la temperatura haciendo que la niebla se disgregara y de este modo pudiera apreciar la eterna primavera que adorna las calles de la localidad. Todas las casas en Peribeca cuentan con jardines o en su defecto sus exteriores o sus balcones están repletos de flores y plantas de infinidad de variedades y colores. Caminar por sus calles es un transito por el pasado donde la tranquilidad de los tiempos de antaño se hace envidiable.
Con el paso de las horas son más y más los turistas que hacen su arribo a la localidad y con ello la vida del sector se dinamiza. Propios y extraños admiran Peribeca no solo por su folklorismo, también lo hacen por sus artesanías que son muy apreciadas y para que negarlo si gran parte de sus habitantes son diestros artesanos en la ebanistería, pues son muchísimas las piezas religiosas que se consiguen en la localidad y con un detalle propio únicamente de la experiencia en estas artes. Destacables también son las estatuillas de barro que cada día son más apreciadas para la decoración de posadas y hoteles típicos en otras localidades del país, y sin dejar de lado su gastronomía y sus licores, en fin, todo ello nos hace recordar que las costumbres andinas aquí son de las más arraigadas que se pueden conocer.
La gente del pueblo es excesivamente cordial, ello en gran medida por la costumbre de recibir a tantos visitantes durante todo el año. Resalto también que Peribeca cuenta con las mejores posadas de las inmediaciones de San Cristóbal, con una atención de excelencia y con todos los servicios.
Más allá de lo pictórica que pueda resultar la visita a Peribeca, creo que el mayor atractivo es la iglesia, pequeña eso sí, pero la laboriosidad que ameritó un trabajo hecho en piedra en su frontis y con una decoración interior donde lo predominante es la mano de obra local, es notorio que se potencia el valor de la iglesia.
Para el que no conoce, la historia de Peribeca está muy ligada con la de los Capachos y es precisamente por ello que también aquí se ha visto un alto crecimiento demográfico donde todos los habitantes dependen de un rubro único, el turismo, y a ello se debe el esmero de ofrecer servicios más llamativos, con personal especializado y consecuentemente generando empleo.
Como nota personal, después de unos tragos de más, dejo constancia que regresaré a San Cristóbal únicamente cuando termine el recorrido por mi estado natal; bueno, si Dios quiere y el buen tiempo me sigue acompañándo para que no se anticipe mi regreso.
Vista de Peribeca desde la carretera
Casa típica a la entrada a la localidad
Laguna a orillas de la carretera
Capilla cercana a El Topón
En las calles de Peribeca
Arquitectura del pueblo
Iglesia de Peribeca
El Libertador
Detalle de El Portal
Dulcería de las damas añtañonas, reflejo de la idiosincracia local
Notable el colorido de sus casas
Muestras de la artesanía
Y aquí, las distintas variables del aguardiente
Iglesia de Peribeca
Detalle del Ángel de Peribeca
Interior de la iglesia
Monumento a la Virgen del Carmen
Al final de la tarde el pueblo vuelve a la normalidad
Plaza Bolívar e iglesia de Peribeca
Muestras del ingenio local
El Portal de noche