Son muchas las veces en la vida en las que uno tiene que decidir si se sigue con la misma historia o si por el contrario, se avanza. Me empiezo a dar cuenta que formar futuro diferente al que ya se había preestablecido es lo más complicado de la vida ya que en toda decisión siempre hay un alto costo que pagar.
Si evaluara cómo me ha ido durante este año hasta el día de hoy, tengo que decir que fue muy positivo en el plano profesional, regular en el ámbito económico y malo en el aspecto social.
De repente algún desprevenido lector me dirá que atravieso una crisis y no es así; cuando se analiza en retrospectiva todas y cada una de las situaciones durante un determinado período de tiempo uno tiende a ver que siempre hubieron oportunidades desperdiciadas, de repente valiosas, otras simplemente fueron alternativas que en su momento fueron obviadas ante la dificultad de cualquier situación. El caso mío es el primero.
Siendo sincero conmigo mismo, me doy cuenta que para tener alguna estabilidad económica y profesional, tuve que dejar de lado a personas muy valiosas con las que ya cualquier tipo de relación se había vuelto un caos o había pasado al olvido ante las nuevas prioridades. Y es bajo estas circunstancias que empiezo a pensar si es que todo ser humano le tiene miedo a su destino.
Si es así, sinceramente me siento aterrado de seguir una vida en solitario, rodeado de mucha gente sí, pero solo. Hay cosas que inicialmente uno ve como simples banalidades, que si la cena navideña en familia, que si los amigos, incluso mi mismo perro, pero todo ello tuvo, o mejor dicho, tiene su importancia.
Hoy estoy rodeado de mis familiares y aún así siento que no estoy completo. El solo hecho de haber perdido a una persona tan significativa en mi vida (apenas me doy cuenta) como mi... digamos, amiga Karla, lo he lamentado cada instante pasado y por pasar.
Saber que atrás quedaron planes de matrimonio, de familia, de salud, de vejez, en fin, de vida, por el afán de conseguir una mejor posición social, algo que hasta ahora no he conseguido, de sentirme pleno y seguro yo sin importarme lo que ella pensaba o sentía, me tiene con profundas dudas acerca del fin justificando los medios.
Estoy bien, no hay dudas, tengo trabajo estable, buenos ingresos, tranquilidad y algunas buenas influencias, conocí lugares que desconocía su existencia y vi personas súper especiales, y sin embargo, no sé por qué la echo de menos. Para mi, fue un precio alto el que pagué por mi supuesta felicidad.
Dios quiera que tenga la sabiduría de elegir correctamente de ahora en adelante. Felices fiestas y venturoso año nuevo para todos desde este enclave de Venezuela.