Su cercanía con Acarigua y Araure hace que su relación comercial sea más fluida que incluso con mismos pueblos y ciudades vecinas dentro de la misma entidad. Destacan el cultivo de leguminosas y la caña de azúcar; pero, no por ello se deve menospreciar sus pequeñas haciendas ganaderas que si bien no son para una explotación propiamente comercial, si son lo suficientemente significativas para las necesidades de los sarareños.
Sus accesos y vías de comunicación son fiel reflejo de un correcto desempeño municipal, la ciudad se conserva muy limpia y pavimentada en su totalidad.
Algo que debo destacar es que a pesar de que gran parte del territorio nacional se encuentra anegado por las lluvias, aquí hizo muchísimo calor, es por ello que pudimos apreciar los pocos pero importantes sitios de interés de la ciudad, entre ellos, la iglesia de San Nicolás de Bari, la cual estaba siendo objeto de restauración por las próximas misas de aguinaldo que se van a oficiar en la localidad.
Su plaza Bolívar es grande y al igual que el pueblo, estaba perfectamente conservada. Y para cerrar, qué decir de la Alcaldía, es una casa colonial bellamente restaurada y habilitada para las funciones administrativas en el municipio. Es uno de los pocos lugares donde se guarda un registro documentado de todas y cada una de las actividades que se realizan en la ciudad, algo poco usual en mi país.
Y aunque esto nada tiene que ver con el motivo del blog, a los lectores que ocasionalmente me siguen, les agradezco cualquier tipo de ayuda que puedan suministrar en los centros de acopio del país de modo que puedan hacer un poco más llevadera la tragedia que embarga a muchas familias venezolanas. A los fallecidos, paz a su alma.
Plaza Bolívar de Sarare con su respectiva ofrenda floral, tal como debe ser. Honor a quien honor merece.
Alcaldía del municipio Simón Planas
Interior de la Alcaldía
Iglesia de San Nicolás de Bari, la leyenda que se yergue en torno a este santo es bastante curiosa