lunes, 18 de julio de 2011

San Cristóbal, Táchira

No recuerdo si alguna vez lo indiqué pero para continuar describiendo a mi ciudad, ayer me ubiqué en el Centro de San Cristóbal y me dejé llevar por sitios que si bien son iconos de nuestro gentilicio, están carentes de mantenimiento, sumidos en un abandono colectivo en general.
La mayor parte del Centro de San Cristóbal corresponde al sector comercial; apenas un 20% es habitable y su rango de influencia consiste desde el Viaducto Viejo hasta la avenida Carabobo y desde la Catedral hasta el Barrio Obrero.
Es un área de bastante congestión vehicular ya que la mayoría de los sancristobalenses o trabajan o hacen tránsito en algún momento del día por este sector.
En materia de vialidad, no hay nada más representativo en este sector de la ciudad que el mismísimo Viaducto, construido durante el gobierno del General Marcos Pérez Jiménez y que en la actualidad enlaza media ciudad capital y áreas aledañas, con La Concordia y la salida a los Llanos; las avenidas García de Hevia e Isaías Medina Angarita (mejor conocidas como Quinta y Séptima respectivamente) y evidentemente la misma Avenida Carabobo.
Fue en el emplazamiento de la Catedral donde se fundó la ciudad de San Cristóbal, justo donde en la actualidad se encuentra la plaza Juan Maldonado, el 31 de marzo de 1561. Aunque es poco lo que se conserva del caso histórico de la ciudad, son piezas de interés colectivo la mismísima Catedral de San Cristóbal con dos reliquias religiosas de alto valor para los tachirenses, una es el famosísimo Cristo de Limoncito del que se yerguen muchísimas leyendas, y el santo patrono de la ciudad, San Sebastián. Es aquí, en la Catedral, donde se da inició a cuantas festividades religiosas o efemérides de la ciudad tengan lugar; tal vez una de las más llamativas sea la llegada de los Reyes Magos, desde Capacho, el 6 de enero.  Son también relevantes las pocas casonas que rodean la plaza, las cuales en su mayoría datan de principios del siglo XX. El palacio Episcopal, una joya de la arquitectura que usualmente pasa desapercibida por el colectivo; el Edificio Nacional, sede de los tribunales del estado Táchira; la plaza Urdaneta, lugar que a mi criterio podría ser mejor aprovechado si lo que se busca es atraer visitantes a la ciudad; la cuesta de Filisco, ruta del Libertador en su entrada a la ciudad y consecuentemente, el puente Niquitao; estos últimos bastante deteriorados por el tiempo y por los mismos vecinos de esos sectores, quienes se han dado a la tarea de desmantelárlos y destruirlos con la basura.
Más adelante, unas doce cuadras más al norte, aparece la plaza Páez y la Ermita, una vez más se engalana la ciudad enseñoriándose con un templo colosal y fínamente ornamentado.
Un recuerdo que perdura en San Cristóbal y que nos hace volver a tiempos no tan pasados pero tampoco tan recientes, son los mercados de la ciudad, justo en este sector hay uno, el Mercado de La Ermita, todavía atestado de carretillas llenas de frutas y verduras, de gente trabajadora que se levanta día a día a hacer su sustento, aquí abundan ventas de esencias y zahumerios en medio de carnicerías y puestos de comida.
Aunque ya no forma parte del Centro sí se encuentra en sus cercanías, el cementerio municipal de San Cristóbal, con su anarquía característica, sigue siendo uno de los lugares que identifican al Táchira por su antigüedad.
Cuando abandonamos el pasado y nos ubicamos nuevamente en las avenidas principales de la ciudad, más precisamente en la Quinta avenida y por esa misma calle 16, reaparecen las plazas de la ciudad y se proyecta un nuevo aire comercial, parece que la vida apareciera nuevamente en las calles por la cantidad de instituciones educativas que confluyen en esta zona. El mismo crecimiento urbano de San Cristóbal obligó a que lugares que antiguamente habían tenido determinada utilidad, pasaran a tener otra muy distinta a la visión original. Un caso citable es el parque de Los Enanitos, llamado así porque en el lugar existe una casita que recuerda a la del cuento de Blancanieves y los siete enanitos; dicha casa contaba en sus orígenes con un reloj, hoy desmantelado por el hampa ante la anuencia de las autoridades que poco han hecho por su recuperación. Las instalaciones del parque han sufrido algunas modificaciones de lo que eran originalmente, esas modificaciones han servido de bien ya que ahora cuenta con más visitantes, mejor iluminación por las noches y consecuentemente más seguridad, el ornato es impecable y la reforestación en algunas de sus zonas ha servido para refrescar un área bastante transitada por el tráfico automotor. El ese mismo parque figura también la fachada del antiguo Hospital Vargas, en sus tiempos fue la primera institución médica del estado y se conserva como recuerdo a las distintas personalidades que dieron lo mejor de ellos por preservar la salud de los tachirenses. También hay espacio para la cultura en este lugar, es por ello que aquí, en la confluencia de las avenidas más transitadas de la ciudad, aparece la Biblioteca Pública Dr. Leonardo Ruiz Pineda, nombre que toma en referencia a este insigne tachirense destacado en la política y las letras; esta es la biblioteca más grande del estado y en su interior cuenta con obras especializadas para cada una de las áreas del saber actual, desafortunadamente no se ha cumplido con su constante actualización y en poco tiempo estos libros pueden quedar obsoletos.
Una vez estando en la Séptima avenida, es difícil no referenciar otra estructura que no sea el Centro Cívico de la ciudad, proyecto arquitectónico que será en algún momento la torre más alta de la ciudad, consiste en un conjunto de oficinas comerciales y de instituciones públicas que en un solo lugar sintetizan todas las actividades de la ciudad. También esta edificación se encuentra bastante deteriorada, incluso los vestigios de un incendio pasado no han sido reparados, tampoco a la fuente se le ha hecho su respectivo mantenimiento desde hace ya muchos años.
Hablar del Centro Cívico implica también hablar de la plaza Bolívar, emblemático lugar que ha sido de todo en la ciudad, desde antigua plaza de mercado hasta patrimonio de la ciudad en la actualidad. Es un espacio amplísimo, tal vez la plaza más grande que he visto en el occidente del país y por la que más esfuerzos se han hecho en su mantenimiento. Su estructura es simple, a decir verdad no llama mucho la atención salvo por la cantidad de comercio informal que tiene lugar en sus alrededores; viéndolo bien, poco ha cambiado, aún sigue siendo un mercado...
Diagonal a la plaza Bolívar de San Cristóbal la historia marca dos lugares esenciales en la cultura tachirense; el primero, el Salón de Lectura, pináculo de las letras tachirenses con una historia que supera ya los cien años; su sola edificación ya es un evento memorable para la vista y demasiado enriquecedor para los que buscan conocer más acerca de la humanística en el estado. Resalta también la casa Steinvort, antiguo centro de comercialización del café en los Andes venezolanos y que estuvo a punto de desaparecer por la ineficiencia de los organismos públicos para su preservación; afortunadamente se rescató y en la actualidad funciona como Galería en las fulgurantes representaciones pictóricas de los artistas tachirenses.
La historia política del Táchira se escribe en el Palacio de los Leones, bueno, se escribía, ahora esta es la sede del Consejo Legislativo pero durante muchos años fue la Gobernación del Estado, pasaría desapercibida la edificación de no ser por sus interiores y la majestuosidad de la obra luego de las remodelaciones. Data de principios del siglo XX, más precisamente durante la presidencia del estado de Eustoquio Gómez; frente a él se encuentra el parque Sucre, se trata de una plaza muy arborizada que cuenta con una fuente que aún funciona y que se utiliza mucho durante los actos públicos nacionales, en diciembre es escenario de verbenas y retretas en la ciudad y goza de muy buena seguridad durante el día ya que, como les dije anteriormente, se encuentra frente a la sede del poder legislativo.
Definitivamente transitar por las calles de San Cristóbal y averiguar un poco sobre la historia resulta gratificante para el tachirense, usualmente somos ciudadanos que nos lamentamos de la falta de espacios públicos para el esparcimiento y nos olvidamos que la ciudad los tiene, lamentablemente poco los conservamos. Si en este solo relato nos damos cuenta de la existencia de siete plazas y parques en el solo Centro de la ciudad, que es un sector comercial, figúrense el poder de atracción que stos parques tendrían de contar con instituciones de cultura serias que hicieran vida en cada uno de estos lugares.
Antes de que se me olvide, el parque Garbiras, antigua plaza de los Burros, es un parque que bajo la custodia del Rotary Club de San Cristóbal, ha perdurado en el tiempo pese a los continuos intentos de expansión de la ciudad. Antiguamente se conocía así por el hecho de ser el sitio donde las bestias y el ganado esperaban ser comercializados en tiempos ancestrales.

 La otra cara de la ciudad vista desde el Viaducto viejo de San Cristóbal, sector 23 de Enero
 La Catedral de San Cristóbal desde el Viaducto
 Cristo de Limocito en la Catedral
 Altar del Cristo de Limoncito
 Detalle del interior de la Catedral
 Frente del Palacio Episcopal de San Cristóbal
 Detalle del Palacio Episcopal
 Catedral de San Cristóbal
 Una más del Palacio Episcopal
 Un detalle mucho más preciso de la Catedral
 Edificio Nacional, sede de los tribunales del Táchira
 Juan Maldonado (derecha) y la Catedral
 Vista posterior del Edificio Nacional, ya desde la plaza Urdaneta
 Detalle de la plaza Rafael Urdaneta
 Cuesta de Filisco
 La Ermita
 Entrada al Cementerio Municipal de San Cristóbal, más de cien años de historia han pasado por él
 Detalle del muro perimetral del Cementerio Municipal, vía al barrio La Guaira
 Casa del parque de Los Enanitos
 Casa del parque Los Enanitos y fachada del desaparecido Hospital Vargas
 Fachada del Hospital Vargas
 Detalle de las águilas que coronan la fachada del desparecido hospital
 Muestra de la arquitectura tachirense, hoy en vías de la expropiación
 Cualquier descripción sobra
 Estatua del Dr. Leonardo Ruiz Pineda al final de la Séptima avenida con la avenida Carabobo
 Centro Cívico
 Centro Cívico visto desde la plaza Bolívar
 Monumento ecuestre del padre de la patria
 Fachada del Salón de Lectura del Táchira
 Interior del Salón de Lectura
 Casa Steinvort
 Detalle de la Casa Steinvort desde el Centro Cívico
 Caminerías del parque Sucre
 Fuente del parque Antonio José de Sucre y de fondo Palacio de los Leones
 Palacio de los Leones, sede del poder legislativo del estado
 En medio de los árboles, Antonio José de Sucre
 Escalinatas del Colegio María Auxiliadora
 Iglesia San José vista desde el Ancianato
 Detalle del parque Garbiras
 San Cristóbal siempre ha sido un emporio comercial, muestra de ello el primer banco regional propio, aquí el Banco Sofitasa en su sede principal
Casa Steinvort de noche

Nota: Las anteriores imágenes corresponden a los días 16 y 17 de julio del año en curso.