Zea, a 98 kilómetros de la Capital y a 12 de Tovar, se encuentra al margen derecho del río Escalante. El pueblo está unido por carretera con Tovar. Es una vía que se inicia en el sector El Corozo, va ascendiendo en forma sinuosa hasta la aldea de El Amparo y luego baja entre un bosque único. Allí podemos apreciar algunas especies maderables, como el pardillo, el guamo macho, el amarillón de frondas verde oscuro y el cucharo. Al final, en medio de un valle escondido, aparece Zea.
Es un típico pueblo de montaña, situado a 910 metros sobre el nivel del mar, favorecido con un clima bastante fresco.
Su hermosa iglesia, recién pintada de color marfil y crema, se eleva majestuosa entre el verdor profundo de las cabeceras del valle y el cerro La Llorona al fondo. Hacia los lados se abren algunas capillas en donde se alojan imágenes de santos, el Jesús de Nazareno y una Crucifixión, todas ellas sorprendentes por su gracia y majestuosidad. En particular un grupo de figuras llamada El Descendimiento de la Cruz esta muy bien realizado.
Zea siempre emana una aureola inconfundible de paz, tranquilidad y orden, en armonía con su entorno natural de carácter sereno, que cautiva fácilmente al visitante. Sus prados frescos por donde corre cantarina la quebrada Murmuquena, nos invitan al recogimiento espiritual y a la meditación.
Los días domingos bajan los campesinos de las aldeas vecinas, como San Simón, El Amparo, Páramo de Mariño, La Cuchilla y otras, realizar las compras y entonces el pueblo se anima con la presencia humana que recorre sus calles.
Su plaza Bolívar pulquérrima de cipreses oscuros y bien cuidados jardines huele siempre a hierba recién cortada. Está circundada por edificaciones de un piso con techo de tejas y ventanas de madera que armonizan muy bien con el casco del pueblo. Un pequeño hotel, la alcaldía y varios restaurantes se agrupan en torno a la plaza. Paseamos por sus calles, invariablemente tranquilas, para conocer mejor el pueblo. Sus calles rectas siguen el trazado de damero español. En una casa de altas paredes pudimos ver una placa que rezaba: “Aquí nació Alberto Adriani el 14 de Junio de 1898”.
Zea es la capital de un municipio del mismo nombre con parroquia Caño de Tigre, la cual se encuentra en la tierra llana del Lago de Maracaibo. En Caño de Tigre vimos pasar el majestuoso río Escalante que, desplazándose en su cauce profundo cubierto de bosques azulados, desemboca en dicho lago. Podemos adentrarnos en las pequeñas fincas de cítricos, de esta nueva parroquia, donde se cosechan las mandarinas más dulces de la región.
La población de Zea celebra fiestas patronales el 24 de Septiembre, en honor a Nuestra Señora de las Mercedes. Sin embargo, el motivo principal de atracción para los creyentes católicos, que vienen desde todos los rincones del país es, sin duda alguna, el Santo Niño de la Cuchilla: una pequeña imagen tallada en alabastro de apenas 15 cm. de longitud. La imagen está alojada en una capilla en la aldea La Cuchilla, dentro de un relicario de oro.
Para ir hasta la aldea La Cuchilla de Zea en vehículo, hay que tomar una vía que se inicia un poco más abajo del pueblo, después de dejar atrás las últimas casas, a mano derecha. Es una carretera estrecha, con calzada de cemento, la cual fue construida recientemente y que llega hasta la capilla del Niño. En el trayecto, de fuerte pendiente, se pasa por fincas de café y cambures en las laderas empinadas del cerro y se puede observar desde arriba un bonito panorama del pueblo. En los alrededores de la capilla hay ventas de recuerdos para los visitantes y algunos cafetines.
Saboreamos una sopa de gallina y pasteles, para reponer las energías perdidas antes de bajar. Desde La Cuchilla se vislumbran las fértiles llanuras lacustres y las montañas del estado Táchira.
El 31 de Diciembre de cada año, se efectúa la tradicional bajada de la imagen del Niño de La Cuchilla, en romería hasta la iglesia parroquial para su veneración. La imagen es paseada por las calles y los hogares de Zea en los primeros días del año hasta el 6 de Enero, cuando es subida de nuevo hasta su nicho.