jueves, 22 de septiembre de 2011

San Pablo, Táchira

En un instante de locura de mi parte, tuve la genial idea de viajar a través de las montañas de Cárdenas con la intención de llegar al pueblo de San Pablo. Me dejé llevar por la emoción de retos que de a poco he ido superando y porque a decir verdad, mis informes están llegando en la fecha indicada a Caracas, de modo que no tenía nada de qué preocuparme.
La carretera es un desastre en estos parajes del Táchira. No es culpa del invierno solamente el estado de la vialidad en los límites entre los municipios Cárdenas y Sucre, se debe reconocer que las fallas de borde y taludes que bloquean parte de estas carreteras no son tan de reciente data. Es increíble que la calzada aún permanezca sin asfalto en varias zonas, lo mismo que puede resultar inconcebible que varios caseríos estén prácticamente aislados y a la deriva porque ninguna de las autoridades que se han hecho responsables de municipios y del gobierno regional han tomado en consideración a estos moradores del Táchira.
También creo que influyó el mal caracter mío porque pasé una noche fatal en La Florida, demasiado frío hace allá.
Tras casi cuatro horas de viaje finalmente llegué a San Pablo, en un recorrido proyectado para una hora apenas. 
El pueblo de San Pablo está ubicado en lo alto de un cerro ya dentro de los límites sucrenses. Nunca había estado aquí porque tampoco tuve jamás referencia de este enclave; con decir que ni siquiera figura en los mapas del Táchira.
Llama la atención que los últimos pueblos que he conocido, cítense El Potosí, La Florida y hoy San Pablo, cuentan con portales que indican la entrada a la localidad, pero este me resultó más curioso que los demás por los símbolos que se adornan el portal, están la Virgen de La Consolación, la paloma de la paz, cuatro fachadas artesanales y la iglesia del pueblo en escala, todas en perfectas condiciones y fácilmente identificables.
El pueblo es sencillo, limitándose apenas a dos calles principales y edificaciones residencialees que poco tiempo permanecen ocupadas porque los sanpablenses, amantes del agro, trabajan las tierras desde primeras horas del día hasta bien avanzada la noche.
Un detalle que me causó curiosidad es que pese a las dimensiones del pueblo, cuenta con dos iglesias. La iglesia mayor es la más antigua y a la vez el símbolo referencial de esta localidad, frente a ella se encuentra la plaza Bolívar, la primera que veo completamente vacía a cualquier hora. La otra iglesia es más pequeña y su construcción es menos llamativa que la anterior, pero también es muy bonita. 
Los sanpablenses se destacan por la sencillez y lo poco ostentosos que pueden llegar a ser con sus tradiciones, puede ser que estas personas se hayan habituado a vivir prácticamente en el ostracismo y no cambien este modo de vida por nada del mundo. La verdad, a veces esta soledad y tranquilidad es envidiable.

 Llegando a San Pablo, la carretera tiene una canal en el centro para facilitar el paso del agua cuando llueve
 Detalle del portal de San Pablo
 Imagen de la calle principal del pueblo
 Iglesia y una parte de la plaza Bolívar, curiosamente en una parte de la plaza está el busto del Libertador y en el otro extremo está la estatua del padre de la patria
 Vista de la plaza, al fondo está el parque infantil y el campo deportivo
 Bolívar en San Pablo
 Nueva capilla de San Pablo
El pueblo desde el cerro donde se encuentra el cementerio local